! ׅ࣪ alma de fuego ׅ ࣪ nomin ✶ drakis [1] ~ ࣪ ׅ

➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟗 ᘒ ꒦ 🜸

Varios estudiantes se ríen. La mujer me fulmina con la mirada y se recoloca la gorra. Tras hacerle un además de disculpa, regreso al final de la hilera. Allí está Jeno, luchando por no reírse. -Genial. - Comenta. -Me alegro de haber estado lejos de ti. - Cruzo los brazos y me resisto a reír, me resisto a sentirme bien cerca de él, pero resulta muy difícil. Quiero sonreír. Quiero gustarle, estar cerca de él, conocerlo. -Qué bien que te rías de mí, ¿no? - Replico, y entonces su risa cesa y de nuevo vuelve a mirarme con esa extraña intensidad. Sólo yo lo comprendo. Yo sé por qué. Debe de recordar... Debe de recordarme a cierto nivel, aunque no logre entenderlo.

-¿Quieres salir conmigo? - Me pregunta de repente. Yo parpadeo. -¿Quieres decir... En plan cita? - Replico. -Sí. Eso es lo que un chico suele querer decir cuando hace esa pregunta. - Suenan silbatos. Los chicos, las chicas y los donceles van en direcciones opuestas. -Vamos a practicar melés en mitad de la pista. - Masculla Jeno, y parece abatido mientras los entrenadores reparten unos chalecos. -Hablaremos más tarde, en la sala de estudio, ¿vale? - Yo asiento, con una tremenda presión en el pecho, con problemas para respirar. Nos veremos dentro de bastantes horas, así que tengo tiempo para decidir si salgo con un cazador. La elección debería ser fácil, obvia, pero ya me duele la cabeza. Dudo que nada vuelva a ser fácil para mí.

Ryujin me guarda un asiento a la hora del almuerzo. Yo me coloco delante de ella y de su amigo. Al parecer, es una de las otras tres personas con las que ha hablado desde que empezó el instituto. Ryujin nos presenta. Lucas tiene unas extremidades larguiruchas y una fluctuante nuez. Se encorva sobre su almuerzo, mordisqueando un sándwich de mantequilla de cacahuate que aferra con sus grandes manos, como si temiera que alguien fuese a quitárselo. -Hola. - Me saluda en voz baja, casi inaudible. Sus inquietos ojos marrones no me miran mucho rato a la cara. En realidad, no mira mucho a nada ni a nadie, excepto a Ryujin. -Hola. - Responde, y luego busco a mi hermano, haciendo caso omiso de los rostros que me miran. Como he estado haciendo todo el día.

Lo descubro al otro extremo de la abarrotada cafetería. Haechan sujeta una bandeja y está con otra chica. Parece lleno de confianza, muy seguro de sí mismo. Jamás lo había visto así. Me muevo inquieto en mi silla y me coloco un rizo áspero y crespo detrás de la oreja. Mientras observo a Haechan, me rasco un poco desesperadamente el brazo, mi piel ahogada, y hago una mueca cuando empieza a escocerme. Echo una ojeada a la piel irritada y enrojecida. Llevo así todo el día. Incómodo, levemente indispuesto. Las mariposas que siento en el estómago no indican nada bueno. Excepto en el gimnasio. Allí me he sentido bien... Cerca de Jeno.

Haechan me ve, observa que estoy en compañía y se muestra aliviado. Ya tiene permiso para sentarse donde quiera. Me hace un gesto con la cabeza mientras se sienta a una mesa llena de adolescentes muy bien vestidos. No cabe duda de que son la flor y nata del instituto de Chaparral. Yeeun está entre ellos, por supuesto.

Mi dosis de Yeeun a tercera hora ha incluido todo lo que Ryujin me contó. Por lo visto, ya se ha enterado de que ayer Jeno se sentó conmigo en la sala de estudio y está enfadada. Cada vez que la señora Kim se volvía hacia la pizarra, Yeeun se giraba en su silla para dedicarme una mirada asesina. Me pregunto si sabrá que Jeno y yo hemos hablado hoy en Educación Física. Supongo que esa clase de miradas haría que la mayor parte de las chicas y donceles huyeran gimoteando, pero a mí no me importa. Yo tengo problemas mayores que ese.