Capítulo X

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Al día siguiente el clima representa perfectamente mi estado de ánimo.
El cielo está gris, hace frío y con probabilidad de lluvia. Al parecer es un día con mucho viento, las ramas de los árboles secos se mueven sin cesar y a pesar de tener hojas verdes en su centro, cada vez se marchitan con más apuro. Sin embargo yo no me apresuro a despertar, mis ojos se sienten pesados al intentar abrirlos, es lógico, no pude dormir después de la charla nocturna que tuve con Jonathan. Me quedé despierta pensando en la pregunta que me hizo y por más que lo pensaba nada me venía a la cabeza para responder lo que él quería saber.
No me siento tan mal, sé que Jonathan tampoco pudo dormir, pues cuando regresó el doctor a mi pieza, mi dominante venía a sus espaldas.
Por lo que noté con la escasa luz de la lámpara de noche, tiene unas ojeras de infarto. Tal parece que no ha cerrado los ojos ni un momento en toda la noche.

-¿Cómo te sientes?-me preguntó cuando Stefán cerró la puerta, a pesar del informe detallado sobre mi salud, parecía preocupado.

-Estoy bien-digo al meterme bajo las sábanas aún calientes.

-¿Estás segura?

Creo que me hablaba desde la perspectiva sentimental y esas mierdas. Rápidamente le corté el rollo intentando desviar la atención.

-Si. Solo es el cansancio acumulado, señor.

-Entiendo-respondió entre un suspiro-. Es muy temprano, deberías dormir un poco más.

Asentí.
Decidí no tocar el tema de lo sucedido por la tarde, sabía que Jonathan ocultaria y se enfadaría conmigo por volver a preguntarle lo mismo, preferí ahorrarme el mal raro y continúe con mi postura.

-En cuánto te sientas lista baja a desayunar, Daniel preparará lo que se te antoje. Después ven a mi despacho, tengo que hablar contigo, Diamon.

-Lo haré. Gracias, señor King.

Cuando salió de la habitación, intenté dormir un rato más, esta vez logrando conciliar el sueño.

Es casi mediodía cuando abro los ojos por tercera vez en tiempo que llevo aquí. Tal parece que Jonathan enserio me dejará quedarme en cama todo el día de hoy y hacer mis actividades cuando me sienta lista, es un gran detalle de su parte, no puedo negarlo, pero tampoco voy a abusar. Debo ponerme en marcha si quiero conseguir respuestas.
Me levanto despacio, aún me siento mareada, pero debe ser por la falta de alimento. Haré lo que dijo Jonathan y pediré un gran desayuno.

Tomo una ducha rápida que me ayuda a despabilar, me visto muy cómoda con un conjunto de pants que encuentro en el armario y bajo a desayunar una malteada de fresa con galletas y un omelette con queso y jamón. Cuando termino todo lo que hay en mi plato, subo a mi habitación para maquillarme y arreglarme el cabello antes de ver a Jonathan. No exagero con nada, todo es muy natural, solo quiero darle un poco de vida a mi rostro.

Termino en un tiempo récord, así que no demoro en bajar las escaleras para llegar al despacho de Jonathan. Quiero saber la verdad de una buena vez.

-Adelante-responde Jonathan detrás de la puerta pocos segundos después de que toqué.

Entro a su despacho cerrando la puerta a mis espaldas. Al parecer a estado ocupado. En su escritorio hay varios papeles y folders apilados.
Estoy cien por ciento segura que se pasó toda la noche aquí, intentando olvidar por un rato lo sucedido.

-Buenas tardes, señor King-lo saludo dando una pequeña reverencia y quedando con la mirada en el suelo.

-Buenas tardes, Diamon. Siéntate, por favor. Necesito hablar contigo.

-Gracias, señor.

Hago lo que me pide e intento comportarme para no alterar sus nervios, una persona que no ha dormido puede tener arranques de todo tipo.

Sumisión de una DominanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora