Capítulo seis

91 14 18
                                    

Estos días ha sido la misma rutina cuando salgo de trabajar, hoy es veinte de diciembre.
Siempre cito a Camus a las siete para ayudarlo a vender, aunque jamás me imaginé que yo tuviera un lado amable con las personas si regularmente detesto estar cerca de ellas.
No es el hecho de que quiera llamar la atención de Camus, si no que gracias a él y a su pequeño Isaac puedo ver mi vida desde otra perspectiva.

Quien diría que yo Aiacos alguna vez estuviera frente a las personas ofreciendo galletas, que ahora me entretengo en los puestos navideños mirando los juguetes para los regalos e incluso justamente ayer antes de entrar a la oficina me detuve a mirar un puesto de flores, la tonalidad de las rosas rojas me recordó al cabello largo y sedoso de Camus, a sus bellas uñas pintadas de ese mismo tono... De esos hermosos ojos que son ahora mi perdición.

Era muy ermitaño lo sé, pero ahora hasta los buenos días le devuelvo a las personas que me saludan al pasar.
Le doy las gracias a quien me ayuda de manera desinteresada y ya no miró a los demás con indiferencia ni arrogancia.

¿Es que Camus es guía en mi vida gris?

Debo mencionar que mi infancia fue algo dura, Milo es menor que yo por un año y medio.
Él es muy alegre, divertido, le encanta andar de coqueto y roba uno que otro suspiro de las damas por esa personalidad positiva que tiene; pero siempre fiel a su pareja porqué hasta en eso tuvo suerte que los dos se entiendan y sus gustos sean los mismos.

En mi caso siempre opté por ser reservado, miraba a los demás con desdén, en ocasiones pedía las cosas en un tono altanero porqué pensaba que intentando "Ser perfecto" es parte de la vida para madurar.

Ahora entiendo que la palabra "Madurar" no es ser un amargado que vive estresado detrás de una computadora, que día a día se acumulan deudas y más gastos.
Y pensar que fue Isaac quien me ha demostrado que puedes divertirte en la vida como un niño pequeño pero sin dejar las responsabilidades de lado.

Vieran como me he sentido positivamente desde que mis pensamientos no giran en torno solo a mí.
Desde que conocí a Isaac me ha nacido ese deseo de querer ayudarlo porqué no cualquier niño sería capaz de pedir un papá nuevo.

Justamente ayer cuando Camus terminaba de ofrecer las últimas cajas de galletas, yo me quedé en la fuente junto con Isaac mientras esperamos a su linda mami.
Me comentó como su fuera un secreto a voces sus tres deseos.

"Quiero un papi nuevo que me abrace cada noche como lo hacía mi papi Degel, él me  contaba cuentos antes de dormir. Ahora mami trata de hacerlo pero a veces no tiene tiempo porqué hay noches que se queda horneando sin descanso"

"Desde que papi no está, no hemos podido salir a pasear. Deseo que esta navidad no tenga que dormir temprano porqué mami no tuvo dinero suficiente para hacer una bonita cena"

"Mami llora en silencio en las noches, yo lo vi.
Solo sé que dice que los gastos son mayores y que no alcanza. Me gustaría que papá Noel me traiga un papi nuevo que me ame y que ame a mami para que ya no llore"

Escuchar los deseos de este adorable pequeño hicieron que sintiera un nudo en la garganta.
Es que aún no puedo creer cómo un niño como Isaac sea capaz de ver más allá de los problemas como adultos.

Erre en pensar al principio que Isaac pediría juguetes  como los demás.
Pero esta vez no fue así; él pidió un papi para tener lo que alguna vez tuvo como familia.

Mientras esperaba que dieran las siete para poder salir, recordé que Isaac me dio a escondidas de Camus una foto de su papi.
La saqué para poder verlo otra vez; se veía serio y frío, con esos anteojos y esa mirada violeta parecía que imponía autoridad pero a manera en la que Isaac me cuenta como fue su papá; debo admitir que el sujeto amaba a su familia sobre todas las cosas.

- Esta noche les haré la invitación para que sean mis acompañantes en la cena de navidad de la oficina... Espero no te incomode Degel.

Bueno, creo que tenía que pedirle permiso al padre de familia mientras sostenía la foto. Quizá cualquiera que pasara y me mirara diría que estoy loco porqué hablo con una fotografía.

- Degel, sé que aunque estés en el  cielo siempre velarás por tu familia, me hubiera gustado conocerte en persona y poder decirte que haré todo lo que esté en mis manos para no desamparar  a tu hijo.

Después de decir esto guardé la foto entre mis documentos, apagué mi computadora y tomé mis pertenencias para salir.
Ya no tenía necesidad de salir corriendo porqué ya sabía que Camus e Isaac me esperaban en la fuente.

El primero en recibirme fue Isaac quien llevaba en sus manos un peluche de pulpo que le compré hace unos días.

- ¡Señor Aiacos!

Siempre corría para abrazarme, Camus le seguía los pasos.

- Buenas noches Aiacos.

Me saludó Camus colocando su mano sobre el hombro de su hijo quien seguía abrazando mis piernas, es adorable este pequeño.

- Buenas noches Camus.

Le devolví el saludo con una sonrisa.
¿Sonriendo yo? Eso si es de extrañarse, pero Camus  cuando me sonríe me contagia con su buena vibra.

- Camus...

- ¿Si?

- Verás, antes de que te acompañe a vender te quiero hacer una invitación.

Pocas veces en mi vida me tomaba el atrevimiento de invitar a alguien a una cita. Podía sentir como mis manos comenzaban a sudar, mi corazón a latir con más intensidad.
Lo que me ponía más nervioso era el hecho de invitarlo y me diera una respuesta negativa.

- Verás - Llevé mi mano a la cabeza para tratar de tranquilizarme - El veinticuatro es la cena de navidad en la empresa y sinceramente no tengo a quien llevar... Me gustaría que Isaac y tu me acompañaran. ¿Qué dicen, aceptan?

💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄

Tres Deseos Where stories live. Discover now