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Capítulo uno. Bienvenidas a Forks.
—Dios, no de nuevo—maldice mentalmente dejándose caer por completo en el asiento, cierra los ojos unos segundos, sin dejar de escuchar a Lily a su lado comer su helado.
—Te dije que lo mejor era venir en avión, pero no, querías venir en el Jeep.— mueve la cabeza de lado, llevando una cucharada de nieve de fresa a su boca.
—Solo han sido cuatro horas, y necesitaba conocer el camino al hospital. ¿Que tal si un día de estos quiero ir a Seattle a ver a mi madre?
—Y gracias a eso se poncho la llanta dos veces. En esos casos tomar un camión o un vuelo, es más rápido y seguro.
— Cállate Lily. Ayúdame a cambiar la llanta otra vez—suelta un bufido bajando a la carretera.
—Nos pueden asesinar aquí, ¿Sabes?
—Y el avión se pudo haber caído aquí por el clima ¿Sabés? —pone los ojos en blanco.
Toma la llanta de refacción, mientras Lily acomoda su cabello pelirrojo en una coleta alta, todo en completo silencio, a excepción del sonido que producían las hojas de los árboles al moverse.
Momento que se vio interrumpido tras escuchar la sirena de una ambulancia acercarse a gran velocidad, irrumpiendo la tranquilidad del lugar.
—Al parecer hay bastantes accidentes en este lugar.
Regresa la mirada al auto, quitándose su suéter verde.
—Jo, vienen en sentido contrario—voltea a su costado viendo un auto blanco pasar junto a ellas.
—Van a chocar—sueltan las cosas corriendo hacia los autos, sin embargo la ambulancia se acercaba a alta velocidad, produciendo un choque con el frente del auto. Lily agranda los ojos como platos y sofoca un grito al ver a una mujer atravesar el parabrisas, quedando con medio cuerpo expuesto y las piernas dentro del auto.
— Maldición—la castaña corre al Jeep nuevamente sacando su botiquín de emergencia—Llama a urgencias, la mujer parece estar embarazada e inconsciente.
—Tu ve a la ambulancia, yo atiendo a la señora—toma el botiquín corriendo hacia el auto, con el teléfono pegado a la oreja, explicando lo sucedido e intentando dar su ubicación.
Josephine abre las puertas de la ambulancia analizando la escena, viendo por dónde comenzar a ayudar.
—Soy Josephine, soy doctora. Voy a examinarlo—se acerca al paramédico, quien parecía desorientado, y con una herida en la frente.— Necesito revisar si tiene alguna lesión.
— Estoy bien, mi cabeza golpeo con la camilla, el chofer del otro auto tuvo la culpa.
