Capítulo 16. La primera vez

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-Me parecía que tenía que ser suave - confiesa mientras le acaricia delicadamente los mechones de pelo rubio - pero no me imaginaba que tanto.

Draco se estaba quedando dormido mecido por esas manos cálidas y fuertes...

-Mmmhh...

Es todo lo que quiere añadir a su comentario. Bueno no, sí hay algo.

-Un gran halago viniendo de alguien que no se peina desde los noventa.

Draco nota la risa floja del pecho de Nilak contra su cara seguido de una respiración profunda. El pecho subiendo y bajando. Eso también era agradable.

-Idiota. No hay manera de arreglarme el pelo. Es como si estuviera hechizado. Incluso cuando lo corto, al día siguiente lo vuelvo a tener así.

-¿En serio? - Draco levanta levemente la cabeza para mirarlo a los ojos - Eso es digno de estudio. ¿Te lo has hecho mirar?

-No es algo que me haya quitado el sueño. No todos somos pijos presumidos.

-Gracias por el cumplido. Pero seguro que hay alguna loción mágica para arreglar ese nido de pájaros.

Nilak hace un gesto parecido a encogerse de hombros, dando por zanjada la conversación. Pero Draco aún no había acabado. El pelo era un tema muy serio para él. Si Nilak iba a ser su novio (o algo así), algo tendría que hacer con esa cabecita suya.

-¿Sabes la marca Cabello de plata? Gané mi primera pequeña fortuna vendiendo los derechos de uno de sus pociones alisantes - no puede evitar mostrar su sonrisa presuntuosa marca Malfoy -.

-¿En serio?, ¿cuándo fue eso? - dice riéndose y sinceramente interesado.

-Tenía ocho años. Mi padre me abrió una cuenta en Gringotts con el doble del oro que me había dado, de lo orgulloso que estaba por mi hazaña. - Nilak estaba encantado oyendo la historia dramatizada por Draco - Lo que no contarán los Anales de la Historia sobre mí es que también me castigó una semana sin volar en escoba.

-¿Por qué? - pregunta indignado pero riéndose.

-Un pequeño reajuste sin importancia. Durante las pruebas para hacer el suavizante acabé dos días con el pelo verde.

Nilak estaba desternillándose y así estuvieron unos minutos entre lágrimas de risas y sonrisas cómplices que pasaron a ser caricias cariñosas y sensuales.

Llevan ya  unos minutos en silencio. Uno de esos silencios pacíficos, cómodos, que solo pueden predecir la calma antes de la tormenta.

-Draco... - Ahí estaba. Ese tono no auguraba nada bueno. El aludido intenta hacerse el dormido para no contestar a lo que sea que venga a continuación. Había muchas posibilidades y ninguna era buena. - No te hagas el dormido. Te he visto dormido lo suficiente como para saber que estás despierto.

Aunque ha sonado un tanto acusador, Nilak está como acariciando las palabras. Intenta ser sutil.

-¿Por qué no te quitas la camisa? - ¡Bum! Ahí estaba, sin anestesia - ¿Es por la Marca? - pregunta entre seguro y dubitativo, ese punto intermedio que caracteriza al moreno.

-Diez puntos para Griffyndor. - suelta con cierta acidez.

Ya le había explicado sobre las casas de Hogwarts y su sistema de puntos así que podía entender la broma.

Vuelve a hacerse el silencio entre ellos. Esta vez algo más incómodo. Ninguno se mueve. Permanecen en la misma posición.

No es que esperase que Nilak no lo notase pero hubiera preferido evitar la conversación algo más. Hasta la segunda noche, por lo menos.

Draco en AlaskaWhere stories live. Discover now