D i e c i s i e t e .

Začít od začátku
                                    

Me encogí de hombros.

—Haberte levantado antes.

—Es tu culpa, me mantuviste despierto hasta las tantas.

—No oí que te quejaras en ningún momento —me defendí.

Mi madre, que estaba sentada en el sofá, nos lanzó una mirada extraña.

—¿Tienes hambre, Jake? —le preguntó, cambiando de tema.

—Un poco —admitió él.

—Voy a ir preparando la comida, entonces. ¿Te gustan los sándwiches vegetales?

Jake asintió con la cabeza y mi madre se levantó del sofá para marcharse a la cocina. Con lo poco que le gustaba cocinar, me sorprendió verla tan dispuesta. Sé que, de no haber estado Jake, me habría pedido que la ayudase y yo habría terminado encargándome de todo. A decir verdad, eso no me molestaba tanto. No podía evitar querer tener el control sobre lo que comía.

Por favor, que no le ponga mucha mayonesa al atún.

—No entiendo por qué los llaman sándwiches vegetales. —Hice una mueca—. Llevan atún, huevo, mayonesa... ¿de qué planta ha salido todo eso?

Jake soltó una carcajada, pero no supo darme una respuesta.

—¿Has dormido bien? —me preguntó.

—Eso debería preguntártelo yo a ti... Tendrías que haberme despertado, Jake —le reñí—. Te habría dejado dormir en mi cama.

—Entonces tú habrías dormido en el sofá, y ambos sabemos que yo tengo más facilidad para dormir sobre cualquier superficie.

—Bueno, ¡pues te habría dado una manta más gorda!

—Parecías tan tranquila durmiendo que no habría sido capaz de despertarte aunque quisiera —admitió mientras pasaba por mi lado, y yo ya no supe cómo argumentar ante eso. Me cuidaba demasiado, pero no podía negar que eso me gustaba—. ¿Dónde está el baño?

—Justo enfrente de la habitación de mi madre —le indiqué.

Media hora más tarde estábamos los tres reunidos en la mesa de la cocina y, durante la comida, Jake tuvo la oportunidad de conocer mejor a mi madre y viceversa. Para cuando terminamos de recogerlo todo ya se hacían bromas el uno al otro como si se conociesen de toda la vida. Mi madre estaba encantada.

Al final, Jake terminó pasando gran parte del día en mi casa. Cuando llegó la hora de irnos me dijo que me acompañaría a casa de mi padre y yo acepté, por supuesto. Antes de salir me aseguré de que llevaba todo lo necesario en mi mochila, incluidos los regalos que Jake me había dado el día anterior. Aún no sabía qué fotografía iba a poner delante cuando la colocase en el escritorio de mi habitación.

—Bueno, pues ya conoces a mi madre —dije en cuanto salimos del edificio—. ¿Qué te ha parecido?

—Me ha caído muy bien —aseguró—. Parece una madre atenta y cariñosa que se preocupa mucho por ti.

Sí, eso solía decir la gente. De hecho, todos suponían siempre que mi madre me cuidaba mejor que mi padre simplemente porque ella era más expresiva y porque le encantaba dar una buena imagen y lucirse ante «el público».

En primeras impresiones, mi madre siempre ganaba.

—Aunque me ha dado la sensación de que no os parecéis mucho.

Enarqué una ceja y fingí indignación.

—¿Insinuas que yo no soy ni atenta ni cariñosa?

—Sabes que no me refiero a eso —rio—. Es solo que cuando estoy contigo y con tu padre siempre pienso: wow, estos dos no necesitan prueba de ADN para saber que están emparentados. Si hasta os reís igual.

Emily & Jake ✔️Kde žijí příběhy. Začni objevovat