Latinos En La Fundación.

Pequeño Corto.

Inspirado en "Todos Lo Saben".
Esto ocurrio antes de que el Doctor Bright se reuniera con el resto de el Personal de Clase-C.

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Una placa de identificación adornada con un cierto escudo de tres puntas y flechas se cayó del bolsillo de Matias y aterrizó boca arriba en la mesa. Matias miró sorprendido durante unos momentos cruciales, permitiendo que Rawson, Villegas Ricky y Garcia vieran el símbolo. Todos ellos rompieron simultáneamente el silencio.

"Matias, trabajas para…"

Todos se detuvieron y se miraron sorprendidos al darse cuenta de que los demás habían dicho exactamente lo mismo.

Matias se unió al coro. "¿Sabes lo de la Fundación?"

Hubo un bis. ¿"Saber"? Yo trabajo para la Fundación. ¿Cómo es que…?"

Hubo otro silencio, que los otros cuatro hombres usaron para sacar sus propias insignias con aspecto de vergüenza.

"Nivel 3. Ingeniería Anómala", dijo Rawson lentamente.

"Nivel 2. Asistente de investigación", dijo Garcia.

"Asuntos Exteriores", dijo Ricky.

"Nivel 4. Investigador Jefe, SCP- er… clasificado," dijo Matias, pareciendo un poco avergonzado.

"DM Lambda-64", dijo Ricky.

Todos se miraron entre sí y se echaron a reír. Pasaron la noche intercambiando historias no clasificadas, y terminaron llegando a casa mucho más tarde y mucho más borrachos de lo normal. Matias vació sus bolsillos en la mesita de noche en la oscuridad, se quitó la ropa, y se las arregló para meterse en la cama sin despertar a su esposa (Redactado).

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Matias se despertó cuando Su mujer lo registró. Gimió, con la cabeza golpeando, la boca seca, y la miró. Se puso sobrio casi inmediatamente cuando vio que ella tenía su identificación en la mano.

Sin decir palabra, ella levantó su otra mano. Había otra placa con su foto en ella.

Se puso de espaldas, miró a su esposa en silencio, y luego habló:

"¿Cuántas personas trabajan en la Fundación en realidad?"

"Puedo explicarlo"

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"Lo siento, pero es clasificado. Ni siquiera yo lo sé", dijo la Directora de Sitio Hernandez a las diez personas que estaban frente a su escritorio.

Ante la insistencia de Matias, todos los hombres habían ido a ver a sus esposas, con la identificación en una mano, los amnésticos en la otra, y, por supuesto, ni una sola píldora fue ingerida esa noche.

"Bien", dijo la esposa de Ricky. "¿Qué hay del número de personas que trabajan en este sitio?"

"No".

"¿El número de personas de nuestro pueblo que trabajan aquí?" Matias sugirió.

"No."

"Vamos, Directora Hernandez. Ni siquiera necesitamos un número exacto", dijo Ricky. "Sin nombres, sin información personal. Solo danos un porcentaje aproximado. Quiero decir, siempre puedes amnestizarnos después. Seguramente no tienes curiosidad por las probabilidades de que ocurra una coincidencia tan grande".

La Directora dudó unos momentos, agonizando por ello, luego finalmente se inclinó sobre su computadora, abrió los archivos de personal, anuló los múltiples cortafuegos que impedían el acceso completo, y encontró el número de personal del sitio de la ciudad de Matias.