capítulo tres.

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-¿Vas a querer café, o té?

Shinji estaba sentado en una mesa ratona de madera, apoyado en sus rodillas, con las manos en sus muslos.
Desde allí, podía ver los pies descalzos de Kaworu, y virando un poco más su rostro, podía divisar ambos pares de zapatos en una esquina.

Ya que ninguno de los dos tenía algo mejor que hacer, habían acordado -o más bien, Kaworu había acordado- que, gracias al gélido día, estaría genial el beber una infusión caliente. Al moreno le había parecido una idea fantástica, pero no había dicho ni una palabra sobre aquello.

Mirando hacia aquel suelo alfombrado, respondió
-...Un té está bien.

El albino esbozó una sonrisa
-Hm... -con su taza naranja aún en su mano diestra, revisaba con su zurda un estante blanco mediano, lleno de especias, cajas de infusiones y café- Hay de manzanilla, de jazmín...

El moreno usualmente no bebía té.
Su padre -gracias a estar despierto hasta altas horas trabajando- durante el día simplemente compraba -en su mayoría- gaseosas altas en azúcares, o a falta de ellas, preparaba cafés muy cargados; Pero aquella agua caliente con sabor a hierbas era algo que muy pocas veces en su vida había logrado probar.

-...Del común, de hiervas aromáticas... -en ese instante, el ojirubí alzó sus cejas y agrandó su sonrisa, sin mostrar los dientes-, Oh, ¡hay té chai!

Y ahora que lo pensaba... la última vez que logró saborearlo, fue en una tarde de invierno con su madre.
el clima era muy similar al que estaba sintiendo en su piel aquél día, y estaba igual de helado.
Yui -su progenitora- había preparado un té de lavanda, y Shinji había quedado maravillado con su sabor.

Nagisa lucía entretenido mirando todas aquellas cajas de colores, que despedían un aroma especial
-También hay de frutos rojos y durazno, aunque el último no está tan bueno, es algo... -y al notar que el ojiazul no le estaba mirando, o siquiera prestandole atención, dejó su taza y todas las cajas en su sitio, para mirarlo a él.

"Lavanda", pensaba Shinji, "a mi madre le encantaban aquellas flores..."

Nagisa lo miraba desde su lugar
-...Estaba pensando, Ikari -su rostro se mostraba serio, sin llegar a ser una seriedad mortífera. La forma en la que pronunció su nombre, era suave pero presentaba algo de duda en ella-, ¿Realmente me escuchas?

Ante aquellas palabras, el castaño levantó por completo su rostro, con sus manos crispadas sobre sus rodillas, mirando por primera vez en el día al ojirubí; realmente, se veía arrepentido
-¡Yo...! -al notar que su voz había sonado muy fuerte, tosió-, yo si te escucho... ¡de verdad no quería parecer grosero...! sólo pensaba...

El albino achicó sus ojos, haciendo que su rostro pareciese más simpático y endeble.
-Es broma.

-Ah... -Suspiró el ojiazul, aún algo nervioso-, Y... con respecto al té... -Ikari prosiguió, tímidamente-, ¿tienes de lavanda...?

Al oir eso, Kaworu dió media vuelta lentamente hacia la cocina
-Por supuesto -en su mano, volvía a estar aquella taza anaranjada con franjas violetas.
miró estático hacia el estante de infusiones, y en un momento, pareció olvidar a qué iba desde un principio.

Shinji lo observaba desde su sitio en el living con algo de gracia, al ver cómo el albino rascaba su cabeza, y al instante, como parecía recordar lo que tanto buscaba; tomó una taza que estaba encima de un aparador de cuencos, y colocó dentro de ella un saquito de té de lavanda, con su respectivo papelito color lila.

-Dime, Ikari -volteó nuevamente hacia el sitio del nombrado-, ¿lo quieres con azúcar o miel?

Vaya, ¿miel...?

shifted beyond reality ; kawoshinWhere stories live. Discover now