Capítulo 29-Un destello de luz.

658 94 66
                                    

Pudiera mirar fijamente esos ojos y admitir, que son los únicos que pretendo tener frente a mi de por vida.





—¡Que demonios significa esto Victoria!.—Inrrumpia enojado en la oficina, lanzando el periódico con fuerza sobre el escritorio.

Victoria se levantó de la silla al igual que Maximiliano quien se encontraba algo sorprendido de aquella escena.

—¡No! ¿Quien demonios te crees tú para entrar así a mi oficina?.—Atacó furiosa.

—Max sal de aquí, dejanos solos.—Le ordenó mirando fijamente a Victoria.

El joven negó manteniendose en medio de los dos.

—No me voy a ir a ningún lado, no pienso dejarte solo con ella ¿Te estás viendo papá?.—Haciendo referencia a su temperamento tan tosco.

Osvaldo lo fulminó con la mirada.

—¿Perdón?.—Se sonreía irritado.—¿Y tú de lado de quién estás? Yo sigo siendo su marido, el padre de sus hijos, ¡Esto es inaudito!.—Gritó indignado.—Me esperaba todo de ti, ¡Todo! menos una bajeza como esta Victoria.

—¿Y con que cara vienes a reclamarme eh? O se te olvida que tú también tienes cola que te pisen y hasta peor, me haces el favor y me le bajas dos tonitos.—Lo señalaba con un dedo.—conmigo no Osvaldo, yo puedo hacer con mi vida lo que me venga en gana, tú y yo ya no tenemos nada que ver, desgraciadamente nos une un maldito papel, pero es todo, ahora me haces el favor y te largas ahora mismo, ya tengo suficientes problemas como para agregar una estúpidez más.

Osvaldo dió unos cuántos pasos hasta donde se lo permitió Max, había fuego en su mirada un sentimiento relacionado al odio.

—De mí no te vas a seguir burlando Victoria que te quede claro, antes pretendía  jugar a esto de recuperarte porque de verdad estoy arrepentido de lo que hice y lo admito.—Victoria hizo ademán de protesta.—pero esto ya es el colmo, ¿No te da vergüenza?.

Victoria intento acercarse a él pero Max la sostuvo de la cintura, quería matarlo, hacerlo tragarse sus propios palabra.

—¡Lárgate! ¡Lárgate de mi oficina! No quiero volver a verte.—Gritó roja del coraje.

—¿Cómo arde verdad?.—La miraba malicioso.

—¡Bueno ya! Ya estuvo bueno los dos.—Soltó ya cansado de la situación.—Papá por favor vete, no empeores más las cosas, tomando esta actitud no lograrás nada.

Victoria como pudo tomó uno de los tacones y lo lanzó directo a la cabeza de Osvaldo. Ya no podía aguántarse a los impulsos que le susurraba esa vocecita malísiosa en su cabeza.

—¡No tienes moral!.

Osvaldo cerraba los ojos adolorido, si no fuera porque había alcanzado a poner la manos, quizás no la estaría contando.

—¿Te volviste loca o que?.—Logró decir un par de segundos después.

Victoria logro soltarse de Maximiliano, fue directo a la puerta y la abrió.

—O te largas o te saco.—Sentenció con la mirada Oscurecida.—No esperes a que yo lo haga.—Le advirtió.

Osvaldo alternó la mirada entre Max y ella, sabiendo que lo mejor era marcharse de ese lugar.

—Me las vas a pagar...—Dijó saliendo de la oficina.

Victoria azotó la puerta, rogando para que el día no empeorara aún más.

—Mamá...

—¡Que!.—Gritó inconscientemente.—Perdón...hijo perdóname.—Recapituló rápidamente.—perdoname por todo esto.

La Dama De Hielo. V&HOnde histórias criam vida. Descubra agora