Capítulo 8: Antes de Todo

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Dev

—Desde hoy tenemos al delegado de primero. Me ayudará a vigilarlos mientras me ayuda a revisar los exámenes de otros salones.

Estábamos en el salón de detención con Timothy, Gian, otros tipos de diferentes salones, y su servidor, que estaba aburrido de todo el mundo. En total éramos 10, y aunque conocía a la mayoría, solo me hablaba de manera cercana con Timy y Gian.

Entonces él entró.

Un tipo con un rostro frío, cabello oscuro y piel muy blanca que parecía que se estaba descomponiendo en vida.

No lo conocía, pero aseguraba que era de los tipos que son fieles seguidores de sus papis. Su uniforme planchado y arreglado, su postura recta y la seguridad que emanaba.

Me irritaba ese tipo de gente.

—Timothy, ya lo debes conocer porque es tu delegado. —El profesor le da una mirada a Timy quien solo evade la mirada—. En fin, Rafael, te presento a los rebeldes del colegio. Algunos vienen casi a diario, otros de vez en cuando y luego están los que viven aquí. —Levanta el mentón señalándome.

El muchacho asiente y dice —: Soy Rafael.

Luego nos ignora y comienza a trabajar con el profesor revisando los dichosos exámenes.

—Ya saben que si no terminan la carta de castigo nadie sale de aquí —anuncia el profesor y todos lo ignoran.

Bueno, con todos me refiero a mí.

Timy y Gian estaban tan concentrados escribiendo la carta de castigo, tuve que fastidiarlos porque el aura de "Todos somos responsables aquí, menos el idiota de Dev" me estaba molestando. ¿Por qué le hacían caso al profesor? Era absurdo hacer esa carta mil veces, igual nadie de aquí aprendía repitiendo "Voy a mejorar mi conducta a partir de hoy".

Las palabras eran palabras, no actos.

Cuando estaba a punto de quitarle la carta a Gian, el muchacho casi muerto dijo:

—Profesor, ¿El chico de allá siempre es tan irrespetuoso?

Está demás decir que no tuvo el descaro de señalarme con el dedo, directamente, casi en mi cara.

—Ah, ese es Dev, parece que su misión personal es fastidiar a todos en este salón —respondió el profesor sin levantar la mirada.

Todos los que estaban haciendo la carta me miraron y me sentí tan avergonzado que volví a mi sitio y crucé los brazos mientras evadía la mirada del chico muerto.

Gian se giró a verme y me sacó la lengua como un niño que había sido rescatado por su mami.

Luego de media hora, las personas que habían estado absortas haciendo la carta la entregaron. El muchacho pálido lo revisaba y daba autorización para dejarlos salir. Así, comenzaron a abandonar el salón uno por uno.

El profesor se fue a la dirección para recoger más exámenes. Como el chico muerto era el que hacía la tarea del profesor, lo dejaron a cargo de nosotros. 

—Adiosito, Dev —dijo Gian con una sonrisa burlesca. Había terminado su carta, y cogió su mochila para irse. Le entregó la carta a don perfecto para que le diera el visto bueno.

—Tienes muchas fallas ortográficas —soltó luego de darle una rápida leída.

Me reí escandalosamente y grité—: Alguien no va a poder salir por presumido—grité y Gian me sacó el dedo medio.

—Ese alguien probablemente serás tú —respondió el delegado, luego se refirió a Gian—: Tienes fallas, pero me gusta la manera en la que lo redactaste, así no cumplas lo que dices se ve muy creíble.

No me bloqueesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora