— No lo sé, veremos si encontramos un hotel de paso o algo.— Respondió apartando su vista de la carretera para verme unos segundos.— Todo estará bien, ¿Si? No dejaré que te aparten de mi lado.— Añadió llevando mi mano a sus labios.

— Gracias por nunca rendirte y encontrarme.— Dije acercándome a ella para dejar un beso en su mejilla, una pequeña sonrisa asomó sus labios.

— Nunca me rendiría, eres mi todo, Dani.— Contestó posando su mano en mi pierna, sonreí y dejé otro beso en su mejilla.

Iría hasta el fin del mundo, no me importaría si ella nunca me suelta de la mano.

(...)

Mi sonrisa no desaparecía de mi rostro, mi mano se movía acorde a lo que escribía en mi diario. Había estado tan sumida en la felicidad que me daba mi pequeño pollo arquitectónico que había olvidado por completo escribir en el. Ahora que tenía unos momentos antes de ir a mi trabajo los aprovechaba para escribir.

Había pasado maravillosos días, tardes y noches a lado de Poché. Cada día había algo diferente, un nuevo sentimiento, un nuevo descubrimiento, un nuevo enojo o reconciliación, sin embargo cada cosa que descubría con ella la amaba más, me enamoraba más y me aseguraba más de que era ella o con nadie.

Por suerte después de la última visita sorpresa que hubo por parte de mi mamá no supe más de ella, de alguna forma se había enterado de mi compromiso con Poché, en el fondo agradecía con toda mi alma que no volvió aparecer, no quería saber más de ella. Aunque aún me dolía que no me aceptará por amar de forma “diferente”.

Alejé esos pensamientos negativos y seguí escribiendo en el diario, aquí albergaba mis secretos y pensamientos. La historia de D y M tenían que estar plasmada aquí.

“Ella se veía perfecta, sus ojos brillaban tanto que mi corazón se aceleraba y mi sonrisa florecía haciéndome flotar en una euforia inconmensurable... La amaba tanto. Todos los seres divinos de la tierra sabían que amaba a M con locura.

Por eso me parecía irreal, cómo un sueño que ella me viera con esos ojitos brillosos, cómo si fuera la pieza restante a su rompecabezas para lograr toda dicha, por eso tenía aquél anillo en su mano. Ella me pedía matrimonio a mi, entre todas las mujeres me había escogido a mi... A alguien tan rota.

¿Te quieres casar conmigo, D?

Aquella pregunta me ponía de cabeza y me llevaba a una hermosa galaxia con ella, era por eso que...”

—¿Qué hace, mi hermosa prometida?— Sentí sus brazos rodear mi cuello y dejar un beso en mi mejilla, cerré el diario dejando de escribir.

Escribo en mi diario, amor.— Respondí girando en la silla para verla, Poché sonrió.

Espero que escribas que te amo con todo mi ser y que muero porque seas mi esposa.— Solté una risita, tomé el cuello de su camiseta para atraer su boca y chocarla con la mía.

Algún día lo sabrás, hermosa.— Contesté una vez nos separamos, me levanté de la silla viendo a Poché.

—¿Cuándo nos casamos?— Preguntó de pronto, alcé una ceja.

¿Por qué tanta prisa?— Indagué divertida, Poché bajó la vista sonriendo.—¿En qué piensas, Garzón?— Presioné buscando su mirada, ella alzó la vista y en sus ojos había un brillo pícaro.

En nada malo, claramente.— Se defendió, apreté los labios intentando no reír.—¿No crees que la luna de miel sería muy divertida?— Su dedo índice comenzó a recorrer mi brazo.

Eviterno || TerminadaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz