Homofóbico (Gay)

30

LenJi.

Hay varias cosas que no se en este mundo, un ejemplo es cocinar, soy totalmente horrible y apesto en esa área, otro ejemplo es el dibujo, estoy seguro de que un niño de tres años dibuja mejor que yo.

Pero si hay algo que no se, es cómo lidiar con mis sentimientos, está bien, sé que me gusta Caín.
¿Ahora qué? ¿Debería solo reprimirlos? ¿Debería gritarlos al mundo entero? ¿Guardarlos en una caja con llave? ¿Debería susurrarlos para que se los lleve el viento?
¿Alguna de esas opciones está bien?

¡Claro que no! Para empezar, el regreso a casa tuvo un ambiente cargado de sentimientos indescriptibles, no es como si pudiera pensar bien después de comernos la boca, solo atine a meternos a un taxi y dar la dirección de mi casa, esperando que mágicamente el tráfico dejara de existir por lo menos unos minutos. Tampoco ayudo que el taxista insistiera en hacernos platica, sinceramente, no me importaba que su hija se haya casado tres veces en menos de cinco años.

Cuando por fin llegue a mi casa no le dedique ni una mirada de soslayo a Caín, solo cerré la puerta en su cara, aunque para mi sorpresa no recibí ni siquiera un grito de reproche, solo escuche como sus pasos se alejaban, era reconfortante saber que en estos momentos al menos coincidíamos en algo, ese algo era "No saber exactamente que decir".

Ya en mi cuarto me acurruque bajo las sábanas y me libere después de tanto tiempo de guardar mis emociones, lloré, lloré demasiado.

¿Hacía falta decir por qué?

Creo que todo está más que claro, el temor por lo que siento me abrumo tanto que llorar fue la única manera de desahogarme, me sentía tan débil que ni siquiera reaccione cuando escuche la puerta de la habitación de Klanhyun abrirse, otro día le devolvería lo que me hizo hoy.

Vi la hora en mi celular, eran un poco más de las doce, estaba a poco de empezar el último día del año y yo estaba llorando como un imbécil en mi cuarto.

Genial. 

Caín.

Ayude a mi padre a sacar el pavo del horno mientras mi madrastra ponía aún más decoraciones por toda la casa, estaba seguro de que desde afuera se verían todas esas luces.

Estábamos a menos de una hora de que fueran las doce, pero como de costumbre, hacíamos todo de última hora, así que hasta este momento terminamos de hacer la cena. Sinceramente, no sabía muy bien lo que estaba haciendo en ese momento, solo seguía las indicaciones de mi padre ya que mi mente estaba en otro planeta, mi cabeza solo repetía una y otra vez unos ojos de cachorro que me miraban llorosos a través de los lentes, mientras mi conciencia gritaba que besar sus labios estaba malditamente bien, que fue lo mejor que hice en toda mi vida y que muy probablemente si tuviera oportunidad lo volvería a hacer.

De alguna manera me asustaba pensar en esa posibilidad, de poder besar sus labios y tal vez tocar la piel debajo de la ropa, pero a pesar del miedo, tenía unas ganas de hacerlo tan intensas que me desconocí por un segundo.

Y el miedo volvió, susurrándome que estaba mal y que no debía cometer el mismo error que cierta persona, que debía ser mejor que aquella mujer que en algún momento llame madre, daba miedo pensar que podría estar siguiendo sus pasos y que no haya marcha atrás.

Era mucho más fácil decirme que esto solo era una etapa, era mejor negar hechos tan visibles que parecía surrealista que intentara taparlo con una sonrisa.

Porque al final, él era un chico.

Un chico sumamente terco, un hijo de puta en muchas ocasiones, que hablaba mierda en creces, pero aun así tenía unos labios sumamente dulces.

Me sentí acomplejado por todo lo que estaba pasando, por lo que pensaba y probablemente también por lo que sentía.

Solo atiné a desquitarme con el pavo que fue cruelmente apuñalado por mi, corté un trozo y lo ofrecí a mi gato que estaba sentado en una silla esperando un poco de comida, el gustoso lo recibió, de alguna forma, el único lugar seguro en este momento era mi gato, al menos él no me podía juzgar.

Mi madrastra termino de hacer lo que sea que estuviera haciendo y junto con mi padre, se sentaron a comer la última cena del año mientras esperaban impacientes que la cuenta regresiva llegara a su fin.

Los números pasaron lentamente y me empecé a preguntar si lo siguiente que haría estaba bien, pero cuando la cuenta llego a su fin, no hubo espacio para dudas, solo pude escribir un corto mensaje de apenas tres palabras y enviarlo sin pensar.

Tal vez no era el contenido del mensaje el que me tenía con el corazón desbocado, si no a quien iba dirigido.

Esperé sentir arrepentimiento después de enviarlo, pero solo me pude sentir feliz.

Se sentía correcto.

Aún con el corazón burbujeante fingí que nada pasaba cuando me preguntaron porque sonreía tanto.

Pero ese "nada" era un "todo" por descubrir. 

Bonus.

En algún lugar, un chico con lentes y cabello revuelto, recibió un mensaje de tan solo tres palabras: "Feliz año nuevo", palabras que achisparon su corazón.

Tristemente no tuvo valor para enviar una respuesta de vuelta, ya que lo único que podría escribir en ese momento sería un "Me gustas", pero era aterrador admitirlo.

Y era más aterrador cuando sabías que la otra persona tenía miedo de sus propios sentimientos, más que el chico de lentes a los suyos.

Hola lectores de Wattpad, se que no es sábado pero quería actualizar, ya que por fin estoy de vacaciones, espero les haya gustado el capítulo, se que no es la gran cosa pero es trabajo honesto, gracias por leer hasta aquí, nos vemos en el especial de navidad :)

(Según yo, ahora corregí el capítulo, puede haber faltas de ortografía pero no muy graves.

Desde ahora voy a añadir un pequeño bonus, este puede estar relacionado con el capítulo, puede ser un adelanto o una situación que no se relacione con la historia directamente, pero mantenga los mismos personajes)