—Comentó que era urgente, quizás deberías llamarla o ir a verla.

—Tengo mucho que hacer, no quiero gastar mis días libres en eso.

—¿En arreglar las cosas?

Hay personas que creen que su pensamiento no necesita arreglo y por eso no lo cambiarán, ese es el problema.

—¿Qué planes tienes en estos días?

—Voy a hacer una sesión de fotos para un juego feo que se volvió serie de lesbianas violentas.

—Qué aburrido... ¿Cómo se llama?

—Ya salte de mi casa que andas muy hormonal y yo ando muriendo por ti.

—Nuestra casa. —corregí entre dientes arrastrando a la mascota conmigo.

Salí a la calle con Copito, le compré un bozal pequeño porque le empezó a maullar en voz alta a los perros gigantes y me daba miedo que los muerda. Ya tengo que ir a juicio porque me robaron, no quiero tener que ir de vuelta.

Quedé con Luka en un parque, intentar ayudarlo mientras ocultaba mis problemas me resultó un refugio fugaz. Bajo la excusa de que sus líos eran mis líos al ser mi representante, fui rompiendo la dura capa que tiene alrededor de sus sentimientos, quería abrazar algo más allá que su culpa y vergüenza por la tristeza, lo quería abrazar a él.

Apenas lo reconocí, fui buscando un hombre de negocios y me encontré con mejor amigo fumando un cigarrillo, con el cabello suelto y la mirada más brillante que tuvo en un largo rato.

—¿Volviste a ser un vagabundo?

—Es mi ropa antigua.

—¿Dónde están tus trajes?

—Armario, es solo que hace frío y esa tela la verdad no calienta nada.

Asentí, me senté al lado suyo. Quizás era porque mi cuerpo es más pequeño que se enfría rápido, no me hizo falta ocultarme porque gracias a los montones de abrigos encima apenas se veían mis ojos.

—El juicio es el 11 de diciembre —informó viendo su teléfono—, el abogado dice que tenemos todo a nuestro favor y espero te vaya muy bien.

—Hablas como si no fueras a estar ahí.

—No lo haré, tengo una boda a la que asistir.

—¡Qué emoción! —lo empujé del entusiasmo—. Últimamente me vienen gustando, ¿De quién es?

—Unos amigos que llevan como seis años juntos, les pintó casarse —dijo sonriendo, se encogió de hombros—. es algo privado así que creo que voy a ser de los pocos invitados, por eso no te ofrecí ir.

—Bueno, al menos Vero nos acompañará en el juicio.

—Verónica va a renunciar.

Me quedé helada, quite en mi sitio esperando que riera y dijera que es una broma.

—¡¿Qué?! —casi me da un paro, no irónicamente—. ¡¿Cómo lo dices tan calmado?! ¿Qué vamos a hacer sin ella? No sé cómo llegamos hasta aquí y...

—No seas dramática, Marina.

—Es la única que no firmó un acuerdo de confidencialidad, dudo que otra persona pueda manejar lo que llevamos fingiendo desde comienzos de año.

—Entonces dejen de fingir, ya se acaba el contrato, ya pronto serán libres —rodó los ojos—. en algún momento tenía que terminar, está claro que van a seguir sin tener el trabajo de por medio. También es hora de renovar el plantel, conseguirte un mejor representante puede que te ayude.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora