01| Castigo.

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La rubia quiso ocultar sus ganas de llorar y trato de ser lo más fuerte posible, aunque por dentro estába completamente destruída

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La rubia quiso ocultar sus ganas de llorar y trato de ser lo más fuerte posible, aunque por dentro estába completamente destruída. Ella jamás lloraría por nada, se había hecho es promesa hace muchos años y no pensaba romperla, por nada del mundo.

—Le pido disculpas por el comportamiento tan imprudente de mí hija, le aseguro que tendrá el peor castigo de todos cuando llegue a casa —la piel de Misa se erizó del susto, sabiendo ya que era lo que le iba a pasar.

—No es necesario, señora Amane —dijo el director—. Su hija, junto a su compañero Lawliet, solamente tendrán que quedarse durante la tarde a limpiar la basura de todo la escuela.

—¡No es justo! Yo no hice nada, padre —dijo "L" con rabia. De verdad que no era justo, no había hecho nada y todo era culpa de esa maldita chica.

Ya lo tenía harto de verdad, un día de estos no le iba a importar que Misa fuera una mujer, le iba dar su merecido, esa chica ya lo había golpeado varias veces y definitivamente que a la proxima no lo iba a aceptar por nada del mundo. No le importaba mucho el castigo, quedarse despues de la escuela ha hacer servicio comunitario era algo a lo que ya estaba acostumbrado, pero de verdad le jodía que en todo el día no había hecho nada malo y hasta se había portado bien (cosa, muy, muy, rara) y la verdad estaba cansado despues de ese examen de matematicas.

—Director, en serio tambien perdone el irrespeto de mi hijo.

—Está bien señor, no hay mucho problema. Ambos ya pueden irse al servicio comunitarios. Y gracias a ustedes padres por su tiempo, confio en que esto no va a volver a pasar— dijo mirando a L y a Misa.

Los padres y los dos jovenes salieron por la puerta del director y los padres se fueron, no sin antes que la señora Amane mirara a su hija con ojos de "cuando llegues a la casa vas a ver" y era seguro que cuando llegaran a la casa tendría el mayor castigo de toda su vida, no por nada sus castigos por cosas sencillas como llegar 20 minutos tarde a casa eran horribles.

—Esto es tu maldita culpa idiota ¿Qué te pasa? hoy estoy muy cansado como para hacer servicio comunitario y encima tener que lidearte. Ya estoy harto de tenerte en clase —L no dijo mas y solo se fue hacía el otro lado de la cancha que tenían que limpiar.

Misa no dijo nada, se quedo en absoluto silencio viendolo irse. No podía gritarle que eso le había dolido en su corazón, que ella de alguna forma sentía algo por él y que verlo como siempre la trataba con odio e indiferencia le daba dolor de estomago, no podía decirle que sentía algo por él y que su única forma de demostrarle su cariño era tratandolo mal, no podía decirle que lo quería y al mismo tiempo lo odiaba y le fastidiaba y le tenía envidia, porque todo eso solo haría que él la mandara a la mierda y ya ni siquiera la trataría mal, seguro la ignoraría y la vería raro, ya nada sería lo mismo despues de eso. Y prefería que el la odiara a que la ignorara.

"Sabes que las cosas no tienen que ser así" dijo una parte de sí misma, pero otra parte sabía que nada iba a pasar, que él la iba a odiar por siempre y nada que hiciera iba a cambiar eso. Ella se lo había ganado. Había sido una perra hipócrita y mala con él durante tanto tiempo que ahora no podía cambiarlo, de ninguna manera, iba a estar siempre destinada a ser vista por él como "Misa Amane la perra mala e hipócrita que me hizo imposible el bachillerato" y se sentía tan de la mierda verlo de esa forma.

Muévete, idiota. | l x misaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora