IV

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10 de julio del XXXX

Ha pasado aproximadamente medio año. Mi relación con las personas en la organización poco a poco se empezó a estancar. Sin embargo, he logrado ganarme la confianza y el rencor de muchos.

El sujeto que llamó mi atención solo ignora lo que hago y actúa según las cabezas de la organización se lo ordenen.

Sin embargo, Sudou Ken... está perdiendo su valor como herramienta para llegar a los altos mandos. He obtenido muchas cosas de su hogar al ser llevado como invitado, como una especie de burla por su parte... conseguí documentos, nombres, números, cuentas, documentación falsa, entre muchas cosas.

Tengo las pruebas suficientes para encerrar al mencionado por cometer delitos como la falsificación de documentos, amenaza, y múltiples faltas laborales, a la par de evasión de impuestos...

Si pudiese, podría empezar con el operativo y disponer de una gran fuerza para finalmente acabar con todo esto.

Pero me falta motivación. Pronto se llegará a la cabeza de la organización.

Lo que les faltó a los demás, era conseguir una fuente confiable de información y tener unas buenas teorías con respecto al actuar de la empresa. La dificultad radicó principalmente en conseguir las cuentas sin ser localizado ni detectado, pero lo logré al obtener indicios de fallas en su seguridad.

Pero una trampa es una trampa. Era un cebo para cualquier investigador que se emocionase en una aparente prueba... Pero mi experiencia me gritó que no era así.

Obviando dicha trampa, todo lo demás fue sencillo. 

Esto se acabará pronto.

Realmente espero eso.


Ahhh... —suspiró reclinándose sobre el espaldar de su silla.

A lo lejos. La azabache, de quien obtuvo mucha información, dormía plácidamente.

Esto le hacía recordar lo sucedido hace unas cuantas semanas... Ella por primera vez dormía en su departamento... y ahora... lo hacía sin problemas. Ni siquiera le importaba si le molestaba a su esposo.

Sin embargo, la relación que ambos tenían era extraña. No había sucedido nada entre ellos de manera sexual o algo parecido... Pero parecían haberse acercado demasiado...

Oye... —llamó sacudiendo suavemente a la durmiente— Oye...

Pero ella no parecía querer levantarse.

Uhm... —gruñó molesta al sentir como la sacaban del mundo de los sueños— ¿Qué ocurre...?

Ya es muy tarde... tendrás problemas con Sudou... —indicó acariciando su rostro.

Rozó su piel con sus dedos. Desde su mejilla, hasta la punta de su nariz.

No me importa. —respondió sosteniendo su mano.

«Oh... Ella se ve muy tranquila... pero a la vez muy preocupada... Algo ha ocurrido con ella... Horikita no es de las personas que reciben una caricia... y piden más...»

¿Ocurrió algo? —preguntó serio.

¿A que te refieres? —respondió volteando la mirada.

Pero el castaño sostuvo sus mejillas y la trajo de vuelta al frente suyo.

Sudou. —lo nombró.

Nueva vidaWhere stories live. Discover now