〖3〗Nuestros Deseos

65 41 13
                                    

Nos miramos los unos a los otros, preguntándonos si somos capaces de asesinar.

Melione, tu prometiste que nos mantendremos juntos, ¿verdad? —La mirada de Jecht se tornó triste— a no ser que estés pensando en... —de repente me mira horrorizado, y yo niego con la cabeza fervientemente.

Jecht, concéntrate —coloco mis manos sobre sus hombros y es desgarrador ver cómo retrocede. Decido girarme hacia Annelise y dar unos pasos para quedar frente a ella— ¿Y qué pasa si nos negamos a participar? Dinos cómo podemos salir todos con vida de aquí.

—Los ojos de Annelise se agrandan con molesta incredulidad— ¿Pero de quién es la culpa...? —Su compañero toca su hombro ligeramente y fríamente me pregunta.

—¿Temes morir?

—Tengo es miedo de lo que somos capaces de hacer.

—Admites esto con demasiada rapidez —Desvió su mirada de la mía hacia el piso donde yacía el cuerpo del señor Joseph.

—Lo admito abiertamente, así todos saben que comprendo su conflicto. La solidaridad es una fuerza y será la nuestra. Le mostraremos a su bruja que está equivocada.

Annelise exhala exasperada mientras el hombre misterioso toma el cuerpo del señor Joseph sobre sus brazos.

Si deseas mostrarle que está equivocada, entonces rompe su maldición. —dijo levantando el pesado cuerpo del hombre, dejando liberar una bocanada de aire para continuar— sin embargo, yo no malgastaría vuestros alientos en una tarea imposible.

Este termina por dirigirme una mirada desafiante, para luego marcharse con Annelise y el hombre ahora muerto en sus brazos por la puerta de los paneles de madera aún con marcas de arañazos y sangre reciente.

...

Me giro hacia donde están los demás, sintiéndome enferma, pero mi mirada va hacia el rostro pálido de Ragnar, quien sigue limpiando a toques su boca con el pañuelo de Rhosyn.

—Samael intenta decir algo, pero solo tartamudea hasta que se recompone— No se perderán más vidas. ¿Qué soy si no puedo proteger a otros?

—Díselo al hombre que ha muerto. —el joven Alistar vuelve a hablar arrogante sin reacción alguna de preocupación

—¡Esto no es una broma! —grito molesta la rubia hacia la ubicación del Sofá en el que se encuentra Félix sentado en el reposabrazos y en el que reposa vagamente la cabeza de Alistair.

Es como un gato contemplando si jugar o no con su comida...

—Debemos esperar hasta que mi gente venga. —Sugirió Ragnar

—¡Una idea terrible! ¿Qué tal escapar por las ventanas? —dijo Samael intentando abrir y romper las ventanas con desesperación.

—Irrompibles. —Una vez más, el arrogante de pocas palabras vuelve a hablar.

No puedo imaginar en qué momento se ha molestado en comprobar eso teniendo en cuenta la posición en la que ha estado hasta ahora.

—¿Pero cómo? ¿con magia? ¡Eso es imposible!

Los ojos de Felix están fijos en Alistair, casi como si estuvieran teniendo un concurso de aguantar la mirada, sin embargo, responde a Samael. —Acabas de ver un hombre lobo. Te aseguro, detective, que la magia es real. ¿Entonces por qué inocentes espectadores serían acusados de bailar con el diablo? —La ceja de Alistair tiembla, y Félix frunce el ceño levantándose del sofá, aburrido.

—¡Pensaba que todo eso era ficción! —opino nerviosamente Jecht

—Rara vez ocurre... creo. —afirmó dudoso mientras acomodaba sus mechones de cabello platinado

WALPURGA ✔ #PGP2024 Onde histórias criam vida. Descubra agora