Capítulo I

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La vida de Tim estaba por mejorar. Solo hacía falta un poco más de conexión, más de la que ya había.

Después de la anterior noche desenfrenada, donde se demostraron todo el amor que había surgido en sus corazones en tan poco tiempo, ambos pensaban lo mismo: querían pasar el resto de su vida a su lado.

Mientras descansaban, ninguno podía alejar al otro de sus pensamientos. Era como si fuera una canción pegadiza.

Pero el temor a que el contrario le abandonara también existía.

Las dudas volaban en sus mentes. "¿Y si se iba? ¿Y si me deja? No querrá volver a verme. ¿Y si en verdad toda esta noche no significa nada para él?". La lista era muy larga.

Pero se fueron cuando Scotti abrió los ojos y le vio, durmiendo con mucha tranquilidad. Ahí fue cuando su mente le aseguró a su corazón que no se iba a ir jamás.

Cuando se acostaba con alguien, esa misma persona salía corriendo de su apartamento cuando los primeros rayos del sol golpeaban las ventanas. O antes de que Scotti se despertara. Lo que sucediera primero.

Pero Tim nunca había vivido ese momento. Esa había sido su primera vez. Todas esas sensaciones eran desconocidas para él en ese entonces, y ahora que las había descubierto le habían encantado. Y se alegraba de que hubiera perdido la virginidad con el chico más lindo que había visto y del que se había enamorado a primera vista.

Aunque no todo era de color rosa. ¿Cómo iba a ser la mañana siguiente? ¿Cómo empezaría la conversación? Porque hay una conversación después del sexo, ¿no? La gente habla después de hacerlo, o al menos eso creía. No sabía qué hacer y temía el siguiente día. Pero tenía que afrontarlo, era inevitable.

La temida mañana siguiente llegó, y no era como pensaba. Scotti parecía mostrar un mensaje que no era "quiero volver a tener sexo contigo". Era ¿amor? ¿También se había enamorado? Su actitud le daba la razón a eso. Todo le estaba sorprendiendo mucho. ¡Todo estaba yendo bien!

O eso era hasta hace unos minutos.

Mientras los dos chicos se fundían en su segundo beso, se escuchó la puerta de la habitación abrirse. Ambos dirigieron su mirada hacia la entrada de la habitación y vieron que había alguien en la puerta.

— ¡Rachel! — exclamó el guitarrista.

Tim se puso nervioso. ¿Quién era Rachel? ¿Y si era su novia? Mierda, ¿se había acostado con alguien que estaba comprometido?

Scotti se incorporó, apoyándose en sus codos. Tim pudo tener una mejor vista de quién estaba tras la puerta.

Era un chico de estatura mediana. Su largo y oscuro pelo le llegaba un poco más de los hombros. Tenía una extraña cadena que iba desde su oreja hasta su nariz. Estaba medio desnudo; solo tenía puesto un pantalón, aunque en sus manos tenía una camiseta.

Miraba con sus ojos a Scotti, luego a Tim, luego a Scotti y así sucesivamente. Estaba asombrado. Sacudió su cabeza y miró a otra parte que no era la pareja.

— Emmm — titubeó —. Solo venía a por un...un...¡un par de calcetines! — gritó de golpe — Sí, calcetines. Eso era. Y... — se quedó pensando.

— Rachel, escúchame — le dijo Scott. El nombrado le miró —. Sé que esto es raro, pero aún no le digas nada a nadie, ¿entendido? — asintió —. Bien — se sentó en la cama, tapándose con la sábana y buscando su ropa interior —. Este chico se llama Tim. Lo conocí ayer. Y bueno, pues...— estaba buscando las palabras adecuadas para que no sonara como otra noche calenturienta — la chispa saltó rápido y...— encontró lo que buscaba y se lo puso rápido. Se levantó —. Mira, mejor te lo explico afuera.

Ambos salieron de la habitación, dejando a Tim solo. Aunque la puerta estaba cerrada, podía oír la conversación.

— ¿Desde cuándo eres maricón? — preguntó el tal Rachel.

— Desde hace más tiempo del que crees, ahora calla y déjame hablar.

— ¡Solo quiero calcetines!

— Y ¿qué mierda haces en mi casa?

— Pues... Tiffany me terminó y... Fue muy incómodo todo, así que me fui de mi propia casa y pues... Me vine aquí porque no sabía a dónde ir.

— Primero, qué triste por ti, man. Seguro que encuentras a otra que sea menos puta. Segundo, eres bastante estúpido como para irte de tu propia casa...

— No quería parecer grosero.

— Típico de ti. Y tercero, ¿por qué has venido a mi casa? ¿Y el apartamento de la banda? — ¿Esos dos tenían una banda?

— Yo no tengo las llaves. Las tiene Rob, ¿te acuerdas? ¡Fuiste tú el que se las diste!

— No me acuerdo de eso... — Ambos callaron.

— Oh, venga, vamos, Scotti. ¡Fue hace una...!

— ¡Vale, ya me acuerdo! — lo interrumpió con brusquedad — Tenemos que dejar de turnarnos las llaves del apartamento. Uno ya no sabe ni dónde vive.

— ¿Cómo lo hacemos si no?

— Haciendo copias de las llaves, ¿cómo quieres hacerlo entonces?

— Vale. Olvídalo. Dejando de un lado ese tema, ¿me vas a decir quién es ese tío? — Tim se puso nervioso. Ese tipo no parecía muy agradable y seguramente le iba a echar mierda.

— Ya te lo he dicho. Se llama...

— Ya, ya lo sé — lo cortó —. Se llama Tim y lo conociste ayer. Eso ha sido lo único que me has contado de él. ¿Algo más que añadir?

— Rach, lo conozco desde hace unas horas, ¿crees que me voy a saber toda su vida en ese tiempo?

Esta situación estaba empezando a incomodar al susodicho. Decidió que lo mejor era irse de allí. Se alivió de que tuviera una excusa: el hospital. Quería irse de allí, pero también lo ponía intranquilo el lugar. Estaba ansioso por saber ya los resultados, los jodidos resultados, los que estaba esperando desde hace mucho tiempo. Era un día importante para él. Quería que todo fuera bien, mas esa situación estaba en contra de su deseo. Pero de algo sí estaba seguro: quería que Scotti le hiciera compañía. Si tenía que llorar, lo haría en su hombro, y si tenía que alegrarse sería con él quien gritaría de júbilo. Suspiró profundamente. "Todo va a salir bien", se dijo.

Comenzó a vestirse, pero tardó un poco más ya que su ropa estaba esparcida por el cuarto. Se estaba poniendo la camiseta cuando la puerta volvió a abrirse y sus ojos conectaron.

— ¿Te vas? — inquirió Scotti. En su rostro podía leerse cierta decepción y tristeza. Le dio pena. Pobrecito, pensaba que era especial (y lo era).

Al asentir con la cabeza, el brillo de sus ojos se apagó. No quería que pensara que se iba porque no le importaba sus sentimientos o porque le había incomodado todo o algo por el estilo, así que se explicó.

— Voy a mi casa. Necesito comprobar una cosa del hospital y... Volveré. Eso te lo puedo asegurar — se acercó más a él —. Pero... Tengo miedo de lo que suceda — rozó su dedo suavemente con la mano del contrario, aunque éste hizo como si no hubiera notado nada —. No quiero hacerlo solo. Este es un paso importante para mí y... Necesito que me acompañes — le estaba abriendo su corazón y su amigo probablemente estaba delante, pero le dio igual. Lo amaba con su alma y quería demostrar cuando le quería.

No dejaron de hacer contacto visual por unos segundos. Finalmente, el mayor movió la cabeza afirmativamente.

— Te acompañaré cuando lo necesites. No voy a dejarte solo — lo atrajo hacia él para rodearlo con sus brazos. Dejó un pequeño beso en su frente —. Te quiero, Tim.

El menor correspondió al abrazo, apoyando su cabeza en su pecho. Cerró los ojos para así poder escuchar mejor los latidos de su corazón.

— Yo también te quiero, Scotti.

Antes de morir (Skid Row fanfiction) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora