— ¿Qué dices? ¿Por qué tendrías derechos sobre la vida de mi Eli? — Espeta enojado.

— Es verdad, no lo entiendo ¿Por qué lo tendrías? — Apoyo.

— Tendríamos — aclara — por el contrato que firmaron tus padres y Elizabeth —mira a George — ¿No te dijeron nada tus padres?

— N-no, pero ahora mismo necesito que me aclares eso.

— Bueno, aparte del contrato que tenía preparado para Elizabeth, tus padres tenían que firmar uno donde se nos otorgaba el derecho de realizar cualquier cosas con ella, es algo así como tener los mismos derechos de un novio o pretendiente — noto que George lo quiere golpear y espero que lo haga —, no me malentiendas, no es nada de lo que piensas.

— ¿Cómo que no lo malentienda? Me estás diciendo que podrías hacer con ella lo mismo que harías si fueras su novio.

— Si, es así pero no soy su novio, solo soy su jefe. — bufa — Solo hice que firmaran para no tener problemas luego con sus tradiciones, no sé si me entienden.

— No, no te entendemos, explícanos. — Digo.

— Bueno, antes de venir me informé de algunas tradiciones que mantienen estos pueblos y bueno, como sabrá George, es prácticamente imposible que nosotros como hombres estemos cerca de una mujer sin dar a malentendidos, porque en el peor de los casos, incluso ella podría morir.

— ¡¿Qué carajos estás diciendo?! — me levanto.

Cuando iban a responderme, notamos que Sultana entra con la comida, cortando así la conversación de inmediato. Se nota que ha estado llorando por mucho tiempo, pero ninguno de nosotros nos atrevemos a sacar el tema.

— Siento mucho la tardanza, pero la comida debía estar bien caliente.

— No te preocupes, nosotros aprovechamos el tiempo para hablar de nuestros problemas y bueno, ahora tu hermano tiene algo que decirte. — Dice Baadir con su estúpida sonrisa.

— ¿Y-yo? — dice confuso.

— Si ¿No te acuerdas de que hablamos de tu asunto con el ejército?

— Ah sí, pero... no sé si... no creo que sea correcto.

— Lo que tu hermano quiere decir es que él volverá como tenía planeado al ejército y nosotros te cuidaremos, bueno, velaremos por tu seguridad para que no vuelva a ocurrir lo que pasó en la tarde — Digo.

— ¿¡En serio!? — abraza a su hermano de inmediato y casi lo tira de la silla — Gracias, gracias, gracias.

— No tienes que darme las gracias — nos mira —, pero en dado caso que quieras hacerlo, podrías hacerlo con ellos, porque ellos fueron los que me convencieron.

Sultana se separa rápidamente y de inmediato corre a los brazos de Baadir para abrazarlo, el cual no pierde oportunidad y la aprisiona por aproximadamente 20 segundos.

«¿Por qué conté el tiempo que tardaron?»

Cuando al fin se separan, ella viene en mi dirección, igual de efusiva y lo único que puedo llegar a hacer es pararme y alejarme de inmediato, por lo que todos me quedan viendo como si hubiera cometido alguna falta que merezca la pena de muerte.

— ¿Por qué te alejas? — dice Sultana, algo contrariada.

— Porque me ibas a abrazar ¿O qué pretendías?

— Si, pretendía darte un abrazo como agradecimiento — se acerca con los brazos abiertos y yo retrocedo más— vamos, déjame abrazarte.

— No gracias, así estoy bien, no me gustan los abrazos y con que me hayas dicho que estás agradecida, estoy más que satisfecho.

Se Paciente Conmigo |TERMINADA|Where stories live. Discover now