-Entonces, Chuya, ¿te molesta si me ayudas a llevar mi equipaje? Sería muy descortés de mi parte compartir techo contigo y no cruzar palabras, después de todo, eres novio de mi amigo.

-Mientras ustedes dos están ocupados, iré a trabajar. Chuya, espero hayas pensando en lo que platicamos en la mañana. Nos vemos en la noche.

-Que te vaya bien -respondió el par al unísono.

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-¡No puedes salirte de la casa simplemente porque estás enojado conmigo!

-¿Quién dijo que estoy enojado?

7 de la mañana, la primera discusión matutina; Nakahara Chuya se sentó en el sillón escuchando con indiferencia los reclamos de Dazai, quien la noche anterior, le mintió para pasar el rato en otro lugar.

Al escuchar su pregunta como respuesta, Dazai miró a Chuya con frustración. Estaba tranquilo sabiendo que en ese momento no estaba entrando en un momento de debilidad por él, pero si bajaba la guardia aunque fuera un poco, estaba seguro que la situación iba a terminar saliéndose de sus manos.

-¿Estás queriendo provocar que te pida que te vayas?

-¿Por qué lo haría?

-No me respondas con preguntas, ¿qué es lo que quieres? ¿Por qué tu humor cambió tan de repente?

-¿Desde cuando he estado feliz aquí, eh? Escucha, no me importa en dónde pasaste la noche, pero debes saber que detesto que me mientas. No importa la razón por la cual he tenido un estado de ánimo de la mierda estos días, lo que importa ahora es que me mentiste.

-No me cambies el tema. ¿Te enojó tanto que me haya ido de tu habitación sin siquiera haber hecho nada?

-Ni quien quiera que hagas algo -cruzó las piernas-. Podemos sentarnos a discutir todo lo que quieras, pero no vas a obtener razones de mi parte.

-¿Serás tu quién ponga las reglas? Te recuerdo que tu familia me debe dinero.

-Y aquí me tienes.

Chuya había ganado la batalla, no porque sus argumentos en la discusión fueran fuertes, sino porque había sido capaz de dejar a Dazai sin una respuesta sólida. A pesar de que el pelirrojo se sentía miserable por ser visto como una moneda, la determinación en sus palabras hacían ver que estaba dispuesto a soportar todo mientras él también tuviera algo de control.

Dazai soltó un pequeño suspiró, llevó su mano a su cabeza alborotando un poco su cabello. Luego, echó para atrás la cabeza y trató de relejarse, pensando detenidamente lo que estaba a punto de decir.

-Te ofrezco un trato.

-¿Eh? ¿Otro?

-No, no. Esto es serio, Chuya. Se supone que estamos en una relación, ¿por qué ambos debemos controlarnos? Tienes razón, no puedo controlar tu vida porque aún si vives en mi casa bajo el concepto de una deuda, tu sigues siendo tu. Sin embargo, también soy hombre y si quieres libertades yo también debo obtener lo equivalente a su valor.

Chuya frunció el ceño tratando de entender el sermón que Dazai había soltado, sin duda alguna, ese sujeto era bueno para la labia y cualquier despistado aceptaría todo sin analizar sus palabras antes.

-Ah, ya veo. No me dejarás ir, pero me estás dando libertad de seguir haciendo mi vida porque soy un maldito objeto, ¿no es así?

-No malentiendas, pequñín. Nunca te he visto como un objeto y si tan seguro estás de eso, ¿por qué he hecho todo lo que está al alcance de mis manos para asegurarme de tu comodidad? ¿Puedes comprobarme que pienso eso de ti?

Fake Lover | Soukoku - BSDHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin