Capítulo 3

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No tenía nada de hambre.
Me encontraba enfrente de mi desayuno, y no me entraba nada.

Esta mañana me había despertado sobre las 10:30h, con un humor horrible.
Lo primero que recordé al despertarme fueron las palabras que me dijo ese idiota ayer por la noche. No me las sacaba de la cabeza.

Bajé a desayunar a las 11:15h.
No veía a nadie, ni en el comedor ni por el hotel. En ese momento recibí una llamada de mi madre.
Me dijo que ya se habían ido todos al campo, para empezar el entreno del día y llegarían sobre la hora de comer.
También dijo que si quería pidiera a alguien que me llevara a ver el entreno.
Ni de coña me trago yo eso. Ni en puta broma.

Así que ahí me encontraba, en una mesa del comedor intentado comerme el desayuno.
Estaba yo sola desayunando, con un par de camareros que  recogían las mesas y ponían  las de la comida.

Después de un rato, decidí  pasear por la ciudad. No me iba a ir muy lejos, ya que tenía que acordarme de cómo volver al hotel, y no me apetecía perderme.
Así que salí.

Estuve bastante tiempo dando vueltas por las calles.
Milán era una ciudad realmente bonita. Me encantó.

Iba tranquila, andando para volver al hotel, cuando de repente alguien chocó contra mi.

-¡Perdón!- dijo el chico que se había estampado contra mi.
Era un chaval que parecía de mi edad, bastante guapo la verdad. Interesante

-No te preocupes, tranquilo- respondí sonriendole.

-Vale- me devolvió la sonrisa- Oye... la verdad es que me suenas muchísimo... ¿te conozco?

-Emm, no, no recuerdo conocer a ningún chico italiano que hable tan bien español- rei con él.

-Realmente soy italiano, pero pasé muchos años en España,  así que sí, domino el idioma- y tanto.- Por cierto, me llamo Federico, me puedes llamar Fede.

- Yo soy Sandra- me presente.

-¿Sandra?- preguntó confundido- ¡Ya se quien eres! ¡La hija del de la selección!- exclamó.

- Eeee si, jaja, soy esa misma.- dije con una sonrisa falsa- Por eso estoy aquí, por lo del royo del partido.

Seguimos hablando unos minutos más. Federico me cayó bien, es agradable y gracioso. Además de muy guapo.
Tiene el pelo castaño y los ojos claritos. También se nota que hace ejercicio. Salta la vista el cuerpazo que tiene. Es un puto dios griego.

Volví a la realidad cuándo vi al autobús de la seleccion pasar por mi lado, volviendo al hotel.  Mierda.

-Oye Fede, un placer conocerte, pero yo ya me tengo que ir -dije alejándome.

- ¡Espera!- me paró- ¿Te apetece venir a una fiesta esta noche?

-Emmm- dude- No se si me dejarán salir del hotel... mis padres, hay mucha gente que me puede ver...

-Venga vamos, seguro que te lo pasas genial. No puedes estar encerrada una noche del sábado.

Tenía razón.

-Esta bien, iré- conteste- ¿Dónde es?

-¡Bien!- gritó- Te paso mi número y te digo detalles por ahí.

Me dió su número y nos despedimos.

Empecé a caminar para volver al hotel, pensando como cojones irme sin que nadie se diese cuenta.

Empecé a caminar para volver al hotel, pensando como cojones irme sin que nadie se diese cuenta

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Huracán || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora