33 | Volver a casa ⌫

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Llegó ese decisivo momento en que debía tocar la puerta. A pesar de ser el hogar donde crecí y pasé la mayor parte de mi vida, ahora lo desconocía.

«¿Realmente quiero hacer esto?».

Tuve un largo debate conmigo mismo hasta que mamá abrió la puerta; la tensión se hizo presente y no tardó en ponerse a la defensiva. —¿Qué quieres?

Inhalé con fuerza y oculté mi miedo a ser lastimado. —Quiero hablar con ustedes.

—No hay nada que hablar.

—Sí, hay mucho de qué hablar —evitando que cerrara la puerta.

Me miró con fastidio y me dejó pasar sin decir nada. Papá me miró desconcertado mientras mamá y yo nos sentábamos lo más lejos posible del otro. —¿Y...?

Mi cabeza era un mar de ideas donde debía pescar las palabras correctas. —Lo siento. Lamento haberme ido de esa forma, lamento haber descuidado mi habitación y la escuela y lamento haber cambiado tanto tan rápido —dije. El silencio se hizo presente hasta que solté la frase—: es su turno.

—¿Nuestro turno de qué? —preguntó mamá.

Cerré mi puño y comencé a perder la calma. —De disculparse.

—¿Por qué haríamos eso?

—Claro, ahora yo soy el problema y ustedes los padres perfectos y amorosos que lastimé —En tono sarcástico.

—Sí, así es.

Suspiré. —¿De verdad no se harán responsables por sus errores?, ¿por su ausencia?, ¡¿por el hecho de que ni siquiera intentan arreglar su relación casi inexistente conmigo?!

No dijeron ni una palabra, así que seguí con mi discurso. —Yo vine aquí aún con el miedo de que sus palabras me lastimaran para intentar salvar lo que sea que tenemos, pero de no ser así, ¿ustedes habrían ido a buscarme?

La respuesta era clara, ellos dieron por hecho que yo volvería y dejaron todo sobre mí de nuevo. No harían nada para que yo volviera, nunca les pasaría por la cabeza ser ellos quienes luchen por arreglar esto.

Estaba a punto de levantarme y huir de ese lugar al borde del llanto cuando escuché un par de palabras salir de la boca de Haerim. —Perdón.

Miré hacia atrás, ellos se tomaban de las manos y tenían los ojos llorosos. —¿Eh?

—¿Quieres que te diga que somos un asco como padres? Pues lo somos, y no estoy orgullosa de eso. Lo lamento, lo lamento tanto, pero no sabemos manejar lo que sentimos y mucho menos lo que tú sientes.

Estaba sorprendido, era la primera vez que no me llevaban la contraria.

«¿De verdad lo aceptaron, no estoy soñando?».

No, no estaba soñando. No sabía cómo reaccionar, mas las lágrimas salieron solas, faltaba algo pero no tenía idea de qué.

—¿Puedes volver a casa? —Papá me miró a los ojos por primera vez.

Sonreí y sin pensarlo mucho asentí, sentí como si todo el peso que había cargado todos estos años se fuera con el viento. Sabía que eso no bastaría para volvernos una familia funcional, pero me hacía sentir tan feliz imaginar que sí.

𝗛oliday 🍂Where stories live. Discover now