03 | Cartas de J ⌫

49 10 9
                                    

Sentado en mi mesa miré alrededor. Nadie parecía necesitar a alguien más en su grupo, lo cual me hizo rendirme al instante... O eso parecía, ya que una chica no tardó en pararse junto a mi asiento.

—Hola —dijo sonriente—. Vengo de parte de la persona que dejó una carta en tu mochila.

«¿Qué?», pensé. —¿Cuál carta? —pregunté confundido.

—La carta que estaba en la bolsa derecha —afirmó.

—Pero... Mi mochila solo tiene bolsas delanteras... —La alcé para mostrarle.

La chica se quedó en shock. —Ouh... Entonces van a matarme.

—¿Uh?

—¡Nada, nos vemos luego! —salió corriendo a la parte trasera del salón.

«¿Qué fue eso?», pensé, «¿Por qué alguien que no conozco me enviaría una carta?». Era una enorme coincidencia, pero no pasaba de eso... ¿O sí?

Pasados unos minutos la chica regresó y puso un sobre color verde en mi mesa. —Ten, esa es la carta, aclaro que no es mía —rió con nervios para irse a toda velocidad.

Aún confundido la abrí, había una paleta y una hoja de papel color menta con un texto y algunos dibujos pequeños.

"Hola, te veo muy solo ☹︎ así que te regalo esta paleta. Lamento no dártela en persona pero es que para ser honesto... me das algo de miedo... ¡Pero te hablaré, lo prometo!
Atte: J. ♡"

Lancé una risita y metí la golosina en mi boca.

«¿Miedo? ¿Por qué alguien que me teme debería ser mi amigo? Estoy desesperado, pero no tanto».

—¿Y bien? —preguntó la chica, la cual no tengo idea de cuándo llegó.

—Dile al tal J que si le doy tanto miedo, no me dé nada, gracias.

—P-pero-

Guardé la nota en mi mochila, terminé mi paleta y me puse mis audífonos. Pasaron las horas y en media clase alguien me tocó la espalda. —La chica de atrás te manda esto.

«¿Cuántos sobres y hojas de color tiene esta persona?», pensé mientras abría la segunda carta, ahora en color durazno.

“¡No me refería a ese tipo de miedo! ><
Me refiero a que soy muy tímido y creo que diré algo mal, como acabo de hacer...
¡Lo siento!
Atte: J.”

Lancé una risita y la guardé en mi mochila también. Decidí esperar a que la clase se acabara para hablar con esa chica.

—¡O-oye! —La tomé del brazo mientras caminaba por un pasillo—, ¿Puedes decirme quién está mandando esas cartas?

—Yo... No puedo, él no me permite decírtelo —agachando la cabeza.

—Así que “él”...

Ella entró en pánico. —¡Si él pregunta, yo nunca dije nada! —salió corriendo.

«¿Qué diablos les sucede a esos do-?», no pude ni terminar mi pensamiento porque la chica regresó con mucha prisa para tirar un sobre más y huir, ahora en color esmeralda.

“Hola, esta es la última carta... ¡Si vas a encontrarte conmigo, claro! De lo contrario insistiré e insistiré sin parar.
Estaré en una mesa frente a una tienda de conveniencia por la calle frente a la entrada por las 8 pm, te haré señales, ¿Bien?
Atte: J.
PD: ¡No me dejes plantado! :(”

Se me hacía algo extraño que insistiera tanto, digo, soy un desconocido que le da miedo, pero igual no había nada que perder.

𝗛oliday 🍂Où les histoires vivent. Découvrez maintenant