Capítulo 9

5K 554 83
                                    

Silencio absoluto.

Todos los ojos miraban a Harry, que respiraba con dificultad, aparentemente sin saber que acababa de ordenar a la Cola Cuerno que detuviera sus llamas. Los espectadores observaban con una miríada de emociones miedo, confusión e incredulidad. El personal de Hogwarts reflejaba las expresiones de la multitud, al igual que Viktor y los tres miembros de su grupo. Los manipuladores, por su parte, estaban en un estado de shock total, con los ojos tan abiertos como platos de comida y las mandíbulas abiertas.

La Colacuerno no estaba en absoluto sorprendida. Le sorprendió, sin duda, y sospechó mucho, que este supuesto enemigo suyo y de sus preciados huevos pudiera hablar su idioma. Tenía que averiguar quién era exactamente ese ser que tenía delante.

-Hablas con fluidez nuestra lengua, orador. ¿Quién eres tú?-.

Por supuesto, esto salió como gruñidos y rugidos bajos a la multitud. Hubo varios gritos, y un par de golpes cuando algunos individuos se desmayaron en el acto.

La reacción de Harry fue mucho menos exagerada, pero la sorpresa dio en el clavo. Para él, era como si el Colacuerno estuviera hablando en inglés, casi como cuando ordenó a aquella serpiente que Draco conjuró durante el duelo en segundo año que detuviera su ataque a un alumno de Hufflepuff.

-Orador, ¿quién es usted?-.

Al darse cuenta de que el Colacuerno se dirigía a él, Harry respondió rápidamente -Reverenda Madre, soy Harry Potter-.

-Orador Harry, ¿cuáles son sus intenciones hacia mis jóvenes y hacia mí?-.

-No pretendo hacerles daño a ti y a tus crías, Reverenda Madre-.

-¿Y cómo sé que tu palabra es digna de confianza? No pareces diferente de aquellos humanos que me hicieron pasar hambre, me provocaron con esos hechizos y cuerdas, y pusieron en peligro la vida de mis crías aún no nacidas, arrastrándonos de nuestro hogar-.

Aquí, Harry jugó a su favor -Ambos somos víctimas de esos asquerosos y despreciables ejemplos de la raza humana, Reverenda Madre. A ti y a tus crías los sacaron a la fuerza de su hogar y los hicieron propensos a la ira, y a mí me arrastraron a luchar contra ti con el enfermizo propósito de entretener a estos locos sedientos de sangre-.

El Colacuerno escudriñó al muchacho -Si tuviera que tomar tu palabra como verdad, Orador Harry, ¿por qué te obligaron a luchar contra mí y a poner en peligro a mis crías?-.

Harry miró fijamente los ardientes ojos amarillos del dragón -En este momento, estos humanos están celebrando un evento realmente peligroso, el Torneo de los Tres Magos. La gente ha muerto antes en torneos como éste. Yo no tenía intención de participar, ya que no soy mayor de edad y no quiero una muerte prematura. Pero mi nombre fue puesto sin mi consentimiento o conocimiento, y fue elegido, incluso cuando se habían elegido tres participantes. No tuve más remedio que participar, para no perder mi magia-.

Aquí la Colacuerno entrecerró los ojos, pero en el fondo de su corazón, Harry estaba seguro de que su indignación no iba dirigida a él, sino al bastardo que lo metió en este lío en primer lugar.

-Reverenda Madre, el torneo implica tres tareas. La primera tarea, ahora mismo, consiste en que los cuatro participantes luchen contra los dragones y consigan un huevo de oro de los reales en el menor tiempo posible y con las menores heridas-.

Aquí, Harry señaló el huevo dorado que estaba en medio de los reales. La Colacuerno encendió sus fosas nasales al ver al impostor sentado entre sus crías. Ya se ocuparía de ello más tarde, por ahora, dejaría que Harry terminara.

VESTIGES OF NORMALCY Where stories live. Discover now