―Aún no ha acabado.

―Eso es cierto. Nosotras hemos tenido una mañana muy aburrida, espero que la tarde sea mejor.

Aunque no levantó los ojos, resultaba evidente que me estaba refiriendo a él.

―He pensado en el dinero ―añadí.

―Prefiero que se mantenga.

―Y yo prefiero ganármelo. Bueno, es más de lo que suele pagarse, así que quiero que el resto lo dones.

―¿A qué te refieres?

―Pues a que me contrates.

―¿Me estás pidiendo que te enchufe?

―Si de verdad quieres protegerme, no hay mejor manera que darme la oportunidad de conseguir un trabajo fijo. No te estoy diciendo que me lo regales. Trabajaré como el que más.

―¿Y la carrera?

―Solo me queda un año ―le recordé―. Puedo aceptar un puesto menor hasta que tenga el título.

―No sé, Irene. Todo el mundo sabe que has sido mi novia.

―¿Y no saben que yo soy tu hermana? ―intervino Marina―. A mí también me pareció mal en un primer momento, y me da miedo que nos digan algo, pero Irene tiene razón y lo que importa es trabajar. Además, estaremos juntas.

―Es eso o dono todo el dinero ―le advertí a Lucas.

―Si la cuenta es de tu madre.

―Tengo sus claves.

―Las cambiará.

―¿Prefieres que no vuelva a dirigirle la palabra?

Él se me quedó mirando con un gesto ambiguo, entre la resignación y algo muy parecido a la complacencia.

―Es mi empresa, así que puedo hacer lo que quiera. Hablad con Sonia.

―Es la jefa de Personal ―me chivó Marina.

―¿Y qué le decimos?

―Yo le daré indicaciones.

Al terminar de comer, propuse ver una película en el salón. Lucas me riñó con la mirada, pero al mismo tiempo parecía contener las ganas de aceptar, así que le dije que se merecía un descanso y Marina me apoyó. No estaríamos los dos solos y apenas serían un par de horas. Cuando coloqué mi cuenco lleno de palomitas entre Lucas y yo, él volvió a reñirme y entonces me hice la inocente.

Fue un instante apenas, pero vi perfectamente cómo se fijaba en mis labios. Disfruté de cada uno de los roces de nuestras manos, aunque él corriera a apartar la suya, mientras me preguntaba si aceptaría también la propuesta que pretendía hacerle por la noche. Al terminar la película, se marchó a la oficina.

No me quejé porque pensaba quedarme allí con Marina a hacer las tareas pendientes, darme una ducha y ponerme una de las camisas de Lucas. Cuando él me vio así vestida, noté que le gustaba mucho mi aspecto y eso, como tantas otras veces, me hizo sentirme la mujer más hermosa de todas.

Después de cenar, le pedí un momento a solas en el salón. Si él me rechazaba, me iría con Marina a su piso. Lucas se mostró reticente y, entonces, fue su hermana la que se marchó con el móvil al cuarto azul. Él trató de irse también, pero conseguí sentarme en su regazo.

―Solo quiero preguntarte una cosa.

―No, quieres seducirme.

―¿Ah, sí? ―Rocé su nariz con la mía―. ¿Por qué piensas eso?

Atado a ti (2022)Onde histórias criam vida. Descubra agora