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Hueningkai estaba muy feliz, y no es por menos

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Hueningkai estaba muy feliz, y no es por menos. La persona que hace latir su corazón lo invitó al cine.

Tal vez no debería hacerse ilusiones.

Se la pasó pensando profundamente en sus propios sentimientos. Y si, estaba más que seguro de que estaba enamorado de Yeonjun.

Pero por otro lado, estaba la posibilidad de que él sólo lo viese como un amigo, algo que le provocaba un intenso dolor en el pecho.

Sabía que lo quería, ¿pero él lo hacía de la misma forma?

Hueningkai era sensible, por eso no pudo evitar hacerse ilusiones al escuchar la invitación de parte de su mayor. Una pequeña —ni tanto— parte de él imaginaba que se trataba de una cita.

—¿Por qué sonríes así?

—Es que estoy muy feliz —respondió sin dejar su sonrisa.

Caminaba al lado de Yeonjun dando pequeños saltitos; no mentía en lo absoluto cuando dijo que estaba muy feliz.

—Vamos, llegaremos tarde —el pelinegro tomó la mano del más bajo para apurar el paso, sin darse cuenta del sonrojo que le provocó.


—Vamos, llegaremos tarde —el pelinegro tomó la mano del más bajo para apurar el paso, sin darse cuenta del sonrojo que le provocó

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Después de ver la película, ambos chicos fueron por unos helados mientras paseaban por el centro comercial.

Algunas veces entraban a tiendas sin comprar nada, sólo se detenían a mirar.

O bueno...

Tal vez Yeonjun compró algo mientras Huening estaba en el baño, pero ese era un secreto que aún no pensaba revelar.

Pudo haber sido una salida simple pero, para Kai había sido especial ya que compartió ese momento con su enamorado.

Y como buen hyung, Yeonjun lo invitó a quedarse en su casa. Una pijamada donde podrían comer todo tipo de dulces y hablar, solo hablar.

No era la primera vez que se quedaba en casa de los Choi, de hecho, se llevaba bien con los padres de Yeon.

Cuando llegaron, Hueningkai no pudo evitar soltar un bostezo.

—¿Estás cansado, bebé? —preguntó Yeonjun, pasando su mano por su castaño cabello en una suave caricia.

El menor se sonrojó y sonrió levemente. Sentía cosquillas en su estómago por la forma en la que lo llamó, pero también confusión.

«¿Soy yo o Yeonjun hyung está más atento que antes?» pensó.

No era que le desagradara, sino que simplemente le pareció curioso.

—No es nada —le restó importancia—. Mejor vamos por esas golosinas.

Yeonjun asintió sonriendo.

Después de atacar la cocina, ambos subieron a la habitación del mayor, donde se sentaron en la cama y Hueningkai encendió la televisión.

—¡Oh, hyung! están dando una maratón de La Ley y el Orden —dijo con emoción, puesto a que esa era una de sus series favoritas.

—Genial, entonces vamos a verla —el pelinegro se acercó para sentarse cerca del menor.

Últimamente siempre estaba buscando su cercanía, además de que se había vuelto algo consentidor. Su actitud emocionaba y confundía a Hueningkai por partes iguales; sabía que algo había pasado para que Yeonjun cambiara, aunque no estaba seguro de qué.

¿Qué diría si se enteraba de que Yeonjun se estaba dando cuenta de sus propios sentimientos? ¿Cuál sería su reacción al saber lo que provocaba en su mayor?

Yeonjun lo entendió después de pasar una noche completa pensando, pues prácticamente no durmió por estarle dando vueltas a sus sentimientos. De lo bien que se sentía al imaginar la tierna sonrisa de Kai, en su suave cabello, en su linda personalidad, en sus ocurrencias.

Estuvo toda la noche haciendo una lista de todas las cosas que le gustaban de él, porque era cierto, le gustaba su mejor amigo.

Pero no sabía si era correspondido.

Si, tal vez Huening se comportaba de forma dulce con él, pero así era con todos, siempre fue alguien muy amable.

Pero jamás lo sabría si no se lo preguntaba, ¿cierto?

Bajó la vista a su regazo mientras buscaba la forma de empezar.

—Oye, Huenining... ¿podría hacerte una pregunta?

Pero no obtuvo respuesta. Ladeó la cabeza en dirección del menor, encontrándolo totalmente dormido.

Aún tenía una bolsa de papas en sus manos y roncaba levemente.

Sonrió y acarició su mejilla. Hueningkai se removió, mas no se despertó.

—¿Qué haré contigo? —suspiró sin alejar su mano. —A veces enserio eres un bebé.

No sabía de dónde vino aquel impulso, sólo supo que se acercó y dejó un beso en su frente, otro en su mejilla y otro en su nariz.

—Yo... estoy enamorado de ti, Kai.

 estoy enamorado de ti, Kai

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❛ ¡te pago! ❜Where stories live. Discover now