Capitulo cinco

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[Sin Editar]

—Eloisa, ¡¿Cómo que te vas a casar?! —pregunté exaltada

—Sí —susurró tímida

—¡¿Y me vengo a enterar ahora?! 

—Lo siento.

—¡¿Lo sientes?!

—No grites. —me calmó Jon

—Lo siento. —me disculpé—pero te vas a casar

—Lo sé, yo acepté Claudio.

—Claudio se llama —lloré

—Se supone que eres la más cuerda de los tres. —Jon comentó mirando a la rubia

—Sí, pero siento que es lo más cuerdo —se encogió de hombros

Me va a dar algo. Eloisa era la mayor de los tres, aunque era solo por unos meses ella era mayor, tenía veinte, era joven.

—¿Por qué te vas a casar? Él no era algo se años o meses, no lo conocía tanto. —me calme

—Claudio me preguntó y yo acepté.

—¿Estas embarazada? —soltó mi amigo

Y ella bajó la mirada avergonzada.

—¿Lo estás?

—No lo sé

—¿Te casarás porque tal vez estás embarazada? —musité

—Papá no me quiere en la casa, me vió con Claudio en la plaza y se quiso morir.

—Por Dios —suspiró Jon

—Te puedes quedar en mi casa, Claudio no me da buena espina. —me senté a su lado

—No puedo, mi padre ya lo sabe. —jugó con sus dedos

—Pero ¿De verdad lo deseas? —la mire a los ojos ellos me dijeron la verdad, sus ojos verdes temblaron

Pero a pesar que sus ojos me decían que tenían miedo, a pesar que me decían que no quería, su lucha interna ganó, se tragó el miedo y mintió.

—Sí, no se pongan triste ni se preocupen, voy a estar bien. —sujetó nuestras manos. Miró a Jon y luego a mí

—Seguiremos siendo los tres mosqueteros. —preguntó el chico apoyando su cabeza en su hombro

—Claro, uno para todos....

—Todos para uno... —terminamos de decir

Mi amiga se había despedido, no se pudo quedar, a pesar que insistí.
Tenía un peso en el pecho que me decía que estaba mal, salí a dar un paseo para borrar la ese sentimiento.

Caminé y me senté en la pradera viendo como el sol quería esconderse.

Suspiré dejando mi mente en blanco, por un momento el chico de ojos color cielo se había ido de mis recuerdos, mi corazón seguía buscando esa paz que sentí cuando sus brazos me rodearon, hiciera lo que hiciera ese sentimiento le pertenecía a él.

No puedes dejar que él entre en su vida, Europa. Mi razón de advertia que no debía confiar, por mi pobre corazón carente de afecto quedaba hipnotizado por cada detalle que el chico le regalaba.

Me quedaba como una tonta intentado decidir. Quítate esas ideas absurdas, nunca será igual que las historias que lees, nunca tendrás ese final feliz de cuentos de adas, ya que tu Historia fue escrita para sanar el alma y limpiarla, y esas no terminaban bien.

Cuando te vuelva a ver[Borrador]Where stories live. Discover now