capitulo dos

38 8 12
                                    

[sin editar]

[capitulo dos]

—¡Mamá!

Podría haber seguido mi dulce sueño en mi adorada cama a no ser por el bello grito de mi querida hermana.

—¿No ves que mamá no está aquí?

—Claro, que no soy un topo —se cruzó de brazos

—¿Entonces?

—Es mi forma de despertarte —me sacó la lengua y se fue corriendo cuando le lancé una almohada

—¡Eres peor que Felipe! —grité ahogando mi voz con la tela hecha de lana de mi manta

Me levanté colocándome mis zapatos y bajé por las escaleras sujetandome para no caerme, pero poco ayudaban los barandales ya que se valanciaban más que borracho en festival.

—¡Hija! Te ves a enferma —me fue a tocar la frente

—Estoy bien.

—No lo creo, ¡Felipe, afuera! —le gritó al gallo que había entrado en la cocina, este la miró feo y se dio la media vuelta

—Que lo has ofendido, mamá —solté con gracia

—No me importa, estoy enojada con él

—¿A quién picoteo?

—Al cartero y él dijo que era la última vez que pasaba

—Se lo merece, Felipe yo te apoyo —me fui a levantarlo

—Claro como tú le enseñas esas malas prácticas —se cruzó de brazos

—¿Yo? —me apunté ofendida— Mentira —me fui a sentar con Felipe en mis piernas

Cuando mamá se dio la media vuelta le susurré

—¿Que te he ensañado? A las bolas.

—Te escuché —mi madre me apuntó con la cuchara de palo

—Lo estoy regañando, malo, Felipe, muy malo.

—Claro.  —comentó con sarcasmo

—Así se hace, dame los tres —Lo dejé un con un pedazo de pan—Es tarde —me levanté rápido

—No irás hoy —me avisó

—¿Por qué? —Me detuvó

—Vendí unas crías de las gallinas

—No me digas que vendiste a sandía

—No, pero si a cebolla

—Cebolla, no, mamá.

—Mamá, nada, te estás matando trabajando los siete días de la semana.

—Yo puedo, lo he hecho durante cuatro años, puede hacerlo

—No, descansa esta semana —me ignoró después de hablar

Mujer testaruda, nunca me iba a escuchar, era gastar energía en ella, cuando decía algo se tenía que hacer si o si, somos una familia de cuatros y teníamos que sobrevivir a las deudas.

Tener dos hermanas gemelas no era fácil, ni mucho menos tener a una hermana que contaba por dos.

—Me iré a dormir —regresé a mi habitación

Volví a cerrar los ojos, todavía me quedaban horas de sueño, creo que fue por eso que no crecí, solo había llegando al metro sesenta y seis y mi sueño ahí mismo, quería ser alta, pero por no dormir me quedé pequeña.

Cuando te vuelva a ver[Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora