Capítulo 5: Confundidos

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Comencé a sentirme un tanto mareada. Eso solía pasarme seguido. No sabía si era el alcohol o el cansancio. En eso, siento que alguien me sacude fuertemente, lo que me despertó de mi ensueño. Era Lisa.

- ¿Isa? ¿Estás... bien?

No sabía que responder. No estaba bien, pero, ¿por qué no lo estaba? ¿Por qué me sentí mal al ver el beso entre Asa y Ruby? Ni siquiera lo conozco.

- Sí, sí, estoy perfecta. Sólo un poco mareada... creo que debería irme a casa ya.

- ¿Estás segura?

- Sí, estaré bien, no te preocupes. - Me paré y me acomodé el vestido. - Adiós a todos - Dije, saludando mientras me dirigía a la puerta.

Noté cómo todos me miraban, confundidos. Incluso Asa.

Abrí la puerta y salí. Apenas esta se cerró detrás de mí, me quedé allí parada, mirando la calle. Me puse a pensar en lo que había pasado. Estaba sobreactuando, definitivamente, pero ya no podía volver a entrar. Me senté unos segundos en la escalera frente a la entrada de la casa para despejar mi mente. Miré al cielo; era una noche preciosa.

En eso, oigo que alguien abre la puerta detrás de mí.

- Ey, pensé que ya te habías ido. - Dijo Asa, sorprendido al verme a sus pies, mientras cerraba la puerta con cuidado. Llevaba una chaqueta marrón de cuero colgada en el brazo.

No contesté.

- ¿Sigues mareada? - Se sentó al lado mío.

- Un poco. - Dije, volteando la cabeza para mirarlo.

- A ver... ¿cuántos dedos tengo? - Alzó dos dedos delante de mis ojos.

- Estoy mareada, no ciega. - Contesté, riendo mientras corría su mano.

Nos quedamos en silencio un rato, ambos mirando a la luna.

Asa se paró y puso su chaqueta por detrás de mi espalda. Me extendió una mano.

- Vamos, te llevo a casa.

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Me desperté a las ocho de la mañana con una llamada de Lisa. Tanteé mi mesita de luz hasta encontrar el teléfono y atendí.

- ¿Mmmm? - Gruñí.

- ¿Isa? ¡Estás viva! ¡Aleluya!

- Mmmm... - Contesté.

- O quizás no. Qué mal, ya te convertiste en un zombie. Ey, lamento no haberte acompañado a casa anoche. Los chicos insistieron, ya sabes.

- No te preocupes.

- ¿Volviste caminando?

Dudé en mi respuesta.

- Sí.

- Bien. Escucha, estuvimos hablando anoche con algunos y dijimos de salir hoy por la tarde al cine, ¿quieres venir?

- ¿Quiénes?

- Nosotras, Ruby, Rosemary, Stanley... algunos de los de cuarto. Ah, le dijimos también a Asa.

- Oh - Sin pensarlo, solté un suspiro de desgano. No tenía ganas de ir. - Es que hoy no puedo, debo ayudar a mi abuela a...

- Voy para allá.

- Espera, ¿qué?

- Isa, no soy tonta, nos conocemos desde que eramos pequeñas. No hace falta que me mientas, yo sé cuando algo te pasa. Voy para allá.

Y cortó sin que yo pudiera darle una respuesta. No es que no confié en Lisa, pero nunca me sentí cómoda expresándole mis sentimientos. No quería decírselo. No quería reconocer que no podía dejar de pensar en el chico nuevo. No quería confesar que anoche me había ido de la fiesta sólo porque no soportaba verlo con una de mis amigas.

Luego de un rato, el timbre sonó, y fui a abrir. Ni siquiera me había molestado en cambiarme el pijama. Ella y yo somos casi como hermanas. No me importaba que me viera así.

- Muy a la moda. - Dijo, riendo y examinando de arriba a abajo mi pijama de ositos celeste.

- Ya, entra. - Reí y la empujé hacia adentro.

- Bien, ¿vas a decirme que te ocurre?

- Nada, sólo... tuve una pelea con Ally.

- ¿Segura? No suenas muy segura.

- ¡Lo digo en serio! - Solté, sin siquiera convencerme a mí misma.

- Bueno, si tu lo dices...

- Lo siento, pero no voy a poder ir hoy.

- Vamos, no me dejes ir sola. Si no vas tú tampoco iré yo.

- ¿Por qué no? ¡Ve y diviértete!

- No si tú no vas.

Peleamos inútilmente por un rato hasta que accedí a ir. Me ayudó a elegir ropa del armario. Nunca me gustó estar a la moda. Ni siquiera me interesaba. Casi siempre agarraba lo primero que encontraba en el ropero, pero Lisa era la típica chica coqueta y femenina, y luego de un rato me hizo ver casi como una de esas modelos de las revistas. Era una de las primeras veces en mucho tiempo en la que de verdad me sentía linda.

Tomamos un taxi y nos dirigimos al cine. Para cuando llegamos, estaban ya todos en la puerta.

- Perdón por el retraso. - Dijo Lisa, bajándose del auto.

Fuimos juntos a comprar las entradas; eramos 10 en total. Había un par de amigos de Stanley y Clarence con los que comparto clases. Mientras caminábamos hasta la boletería, sentí que alguien me tocaba el hombro. Volteé.

- ¿Te sientes mejor? - Me preguntó Asa.

- Sí, ahora estoy mejor. - Sonreí levemente. Me sentía intimidada por la forma en la que me miraba directo a los ojos. No estar bajo los efectos del alcohol me volvía mucho más inhibida.

Caminábamos uno al lado del otro. El grupo comenzó a alejarse cada vez más, por delante de nosotros.

- ¿Sabes qué es lo que vamos a ir a ver? Hace mucho que no voy al cine.

- La verdad es que no lo sé. Yo tampoco he venido al cine últimamente. Es una pena, porque amo venir...

- Bueno, quizá algún día podríamos venir juntos a ver algo, ¿no te parece?

Levanté la vista; las comisuras de sus labios se levantaron para revelar una pequeñita y tierna sonrisa. No pude evitar morderme los labios levemente.

El resto del grupo se nos unió con las entradas en la mano. Nos dirigimos a la sala; la película estaba por comenzar.

Cosas del destino (Asa Butterfield fan ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora