— Le diré a mi papá que el próximo mes traiga más.— Avisó la pelirroja yendo por su bolso, ahí sacó más dinero.— Ésto es suficiente para que limpies aquí, le compres ropa a Max y comida. Volveré el próximo mes.— Informó Emilia tirando los billetes a la mesa.

— Ándale, güera.— Se despidió Miranda de la pelirroja que salía del remolque.

Emilia salía del remolque sacudiendo sus manos, sacó sus lentes de sol de su bolso y se los puso, observó a los lados corroborando de que nadie la viera, al hacerlo simplemente se fue hacia su coche para marcharse de aquel lugar, el lugar en donde estaba su error.

Lo que Emilia no esperaba es que a unos cuantos metros estuviera una morena junto a un castaño, se encontraban escondidos en la maleza de aquél lugar esperando, observando e impresionándose de lo que encontraron en aquel lugar.

—¿Cómo es que diste a éste lugar?— Preguntaba María José a Wiliam saliendo de su escondite al ver que su ex esposa se había marchado.

— He estado siguiendo a Emilia éstos días, de alguna forma tenía que encontrar a mi hijo.— Respondió Wiliam golpeando una maleza con furia, tensando su mandíbula.

«¿Cómo es que tienes aquí a nuestro hijo, Emilia?» Pensaba Wiliam viendo el lugar tan sucio y desastroso, sintiendo rabia en su interior.

—¿Qué haremos ahora?— Indagó María José observando la espalda de Wiliam.

— Recuperar a mi hijo, lo voy a llevar conmigo.— Espetó Wiliam apretando sus puños, María José suspiró.

— No es lo mejor, pero si hablamos con la policía sería ridículo, su madre lo tiene aquí y no lo considerarían cómo secuestro.— Hablaba María José, Wiliam pasó una mano por su cara.

— Veré que hacer, acercarme a mi hijo y llevarlo conmigo es lo principal.— Respondió Wiliam viendo a María José.

— Lo que sea te puedo ayudar.— Ofreció la morena con una sonrisa, Wiliam asintió lentamente esbozando una sonrisa.

— Gracias, Poché. Me has ayudado y siempre te lo voy agradecer.— Agradeció el castaño elevando su puño con una sonrisa, María José chocó su puño con el de Wiliam sonriendo.

— Arriba esos ánimos, ya encontraste a tu hijo. Es lo que importa.— Mencionó María José dando unas palmadas en el hombro de Wiliam.

— Pronto lo tendré conmigo.— Contestó Wiliam rodeando su brazo en los hombros de María José para empezar a caminar.

Amistades nuevas ante circunstancias difíciles.

Día siguiente.

Daniela caminaba por los pasillos de su universidad con precaución leyendo un libro de su próxima clase. La castaña llenó de aire sus pulmones cerrando el libro de golpe, no podía concentrarse y eso le estaba dando problemas para entender el tema de su clase. Pronto eran los exámenes finales y de eso dependía el graduarse.

Sabía que el tormento de sus pensamientos tenían nombre y apellido, era María José Garzón la que llenaba sus pensamientos por completo. No había podido dormir después de haber besado a su psicóloga y descubrir que estaba divorciada de su hermana la pelirroja.

Por otro lado no sabía que sentir, sabía que María José había puesto su mundo de cabeza con un simple beso, pero también pensaba en Roy, la castaña no era tonta y sabía que el chico le gustaba y mucho.

«¿Roy o María José?»

Era la pregunta que rondaba en la mente de la castaña, sacudió su cabeza alejando esos pensamientos para ir a su próxima. Iba a empezar a caminar cuando un grito y una gran sorpresa de ser elevada por los aires la detuvo.

Eviterno || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora