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Babilonia 575 a. C

El tiempo que paso después no fue tan malo. Druig se dedicaba a que Saphime no se metiera en problemas y que no se le olvidaran las reglas. Eso sí, la mortalidad aprendía muy rápido.

Supo de inmediato su labor en el mundo, la decadencia y la fertilidad, con ella todo nacía y moría en un círculo de vida.
Su sola presencia lo permitía, aunque no era ella especificamente.
Según le había dicho Ajak... Eternos como ella tenían el mismo impacto que un celestial, pero con sus debidas limitaciones.

Saphime estaba dejando que unas niñas tejieran si cabello. Era largo y negro, con el se podían hacer muchas cosas. De repente las niñas dejan el cabello de la eterna y se van.

La chica confundida ve como las niñas se van con sus padres para después caer en cuenta de quién lo había hecho.

— Sabes que no me molesta que jueguen mi cabello— dijo sin ver a ninguna parte por que sabía que Druig la iba a escuchar.

— Son niñas, tienen manos pequeñas y son descuidadas. Pueden arrancarte un mechón de pelo y tu solo sentirías el jalon— argumentó Druig sentándose al lado de ella. — ¿como vas con eso?

Con eso se refería al control sobre su influencia con lo mortal. No sólo en los humanos, sino en todos los minerales organicos; Plantas y otros componentes que podrían caer en su decadencia y morir.

Saphime tomó una pequeña flor todavía sin florecer y se la enseño a Druig. Esta hizo que la flor se abriera dejando ver su hermoso color, para después marchitarse y secarse en unos segundos.

—¿Como lo ves?—pregunto Saphime.

—Es imprecionante.

—No me alargues, se me subirá a la cabeza. Además... Soy inútil en batalla, me encantaría poder ayudar a los demás— le dice a Druig mientras se levanta.
Este se pone de pie para seguirla.

—y lo haces. Puede que no mates a ningún desviante con flores pero... La vegetación está bien—comento.

—Si pero... Y eso en que ayudaría.

Makkari se acercó sonriente como siempre. Ella la invitaba a hacer travesuras y reían juntas, ya había aprendido su idioma, hasta inventaba señas para secretearse y que los demás no entendieran.

"Podrías hacer que el desviante termine enredado en ramas y flores" mencionó sonriendo.

—No estarán muertos pero si oleran muy bien— en el momento en el que lo dijo se detiene de golpe. Sintió una vibracion pequeña bajo sus pies.

Volteo a ver a Makkari y ella igual lo había sentido.

— ¿Que sucede?—les pregunta Druig a ambas.

"Desviantes" menciona Makkari.

— tres mínimo— tras decír eso, Makkari se encargo de avisar a los demás, a los que podían luchar contra ellos. —Hay que hacer que la gente entre a la fortaleza.

Druig vio a las personas que tranquilamente dejaban sus cosas para entrar a la fortaleza. Niños, jóvenes y adultos por igual caminaban adentro. La chica veía y sentía que las vibraciones estaban cada vez más cerca, incluso Druig las sintió.

—Tu también deberías entrar— le dijo Druig.

—Si, tu también deberías— le dice caminando hacia atrás. Más adelante vieron como Thena, Ikaris, Makkari y Kingo fueron al frente para luchar contra los desviantes.

—Ya pueden entrar, de aquí nos encargaremos nosotros— les dijo Gilgamesh.

Entraron y por el peligro, los humanos corrieron a la fortaleza, la mayoría sobrevivió.

Una vez dentro, Druig y Saphime cerraron las puertas tras entrar la última persona del exterior.
Druig ya había desecho la conexión que tenía con los humanos y estaban muy alterados.

— Dales tranquilidad, por favor—le pidió Saphime mientras se alejaba de la puerta. Iba a hacerlo, pero un gran golpe dado a la puerta desde afuera fue suficiente para asustar a Saphime.

— Quedate tranquila, esas puertas no van a caer tan fácil— le dijo Druig tomándola de la mano. La chica volteo a verlo y enseguida soltó su mano.

Druig camino entre la multitud con la mirada de Saphine encima de él.

Se supone que ya había acabado su tiempo de cuidarla y aún así insistía en hacerlo. Con todo el mundo tranquilo, no era necesario quedarse en ese lugar más tiempo y camino hacia el frente sin rumbo.

Mientras que los demás luchaban y hacían atribuciones a la humanidad, ella hacía crecer las plantas y convertir la tierra seca en tierra fértil.

𝑺𝒂𝒑𝒉𝒊𝒎𝒆 | Druig	 '𝘌𝘛𝘌𝘙𝘕𝘈𝘓𝘚¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora