Capítulo 26

Depuis le début
                                    

—¿Qué hacías por acá?— Pregunté con una pequeña sonrisa.

— Me iba a encontrar con unos amigos, me mandaron una dirección cerca de aquí.— Se encogió de hombros.— En eso te vi y supe que algo no andaba bien al ver a ese ladrón con mal aspecto.— Añadió acercándose a mi.

— Agradezco que hayas pasado por ahí.— Mencioné en un suspiro sonriendo.

Me alegraba de que Roy me haya encontrado, no sé que asquerosidades estuviera pasando si no hubiera llegado a tiempo, era algo que agradecía internamente.

—¿Estás bien?— Preguntó Roy tomando mi mano, asentí lentamente viendo sus ojos cafés.

—¿Arruiné tus planes otra vez?— Indagué riendo, Roy rió también pero negó con la cabeza.

— Nah, aún es temprano para ir con mis amigos.— Contestó sonriendo dando pequeños toques en mi mano, su mano se sentía bien con la mía, eran grandes, me gustaban.

— Bien, ¿Cómo puedo agradecer el que me hayas salvado de nuevo?— Respondí alzando una ceja, Roy rió ligeramente.

— Vamos, Calle, no tienes que pagarme o algo así.— Contestó torciendo el gesto, negué con mi cabeza.

— Siempre me salvas en momentos malos, es mi turno de pagar con algo.— Dije dando un ligero golpe en su abdomen, Roy rió dando un paso hacia atrás para acercarse más a mí.

—¿Me darías una cita ahora?— Indagó con una sonrisa tímida, llevé un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Qué propones?— Acepté sonriendo, Roy sonrió lentamente con un brillo en sus ojos cafés.

— Tengo el plan perfecto.— Contestó con una sonrisa.

(...)

— No pienses que subiré a esa cosa.— Mencioné viendo el inmenso martillo balanceándose por el aire con la gente subida a el, sus gritos de euforia los podía escuchar hasta acá.

— Oh vamos, el martillo es genial.— Escuché a Roy a mis espaldas, negué con mi cabeza.

Hace unos pocos minutos habíamos llegado a la feria, era increíble cómo había gente, pero supongo que era normal era un viernes por la tarde. Ahora hacíamos una pequeña cola para que nos entregarán nuestras pulseras, que eran nuestro pase de acceso a los juegos.

—¿Tú quieres que me dé un infarto volando en esa cosa?— Respondí a Roy dándome la vuelta para verlo, mientras alzaba una ceja, él se rió.

— Está bien, podemos subir a otros juegos de todos modos.— Se encogió de hombros alzando sus cejas pícaramente.

— Bien, pero tendrás que...— Detuve mis palabras observando a Roy, la palabra “gomitas” se atoraron en mi garganta y automáticamente recordé a María José.

«¿Qué estará haciendo?» Pensé.

No podía negar que ella la mayoría del tiempo se colaba en mis pensamientos, generalmente eso pasaba en las noches antes de dormir. Me había acostumbrado a ella y, el hecho de que un momento a otro me había alejado de ella cobraba facutra en mi cabeza.

—¿Tendré qué...?— Salí de mis pensamientos al escuchar la voz de Roy, negué con mi cabeza sonriendo.

— Tendrás que invitarme una hamburguesa.— Finalicé con una sonrisa.

«Las gomitas solo Poché me las puede dar» Pensé.

Evité rodar los ojos por lo patético que se escuchaba eso en mi cabeza, pero de alguna forma lo sentía cómo algo mío y de ella, algo nuestro. Ridículo si, pero lo sentía así.

Eviterno || TerminadaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant