Celo Alfa

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MengYao hizo uso de todas sus fuerzas en cargar a Lan Xichen hasta su departamento que era el más cercano y el único lugar al que tendría acceso.

Habían pasado algunos minutos desde que Lan Xichen se había desmayado y MengYao temia que estuviera enfermo o con algún golpe de gravedad, tampoco ayudaba que él aún se encontrara aturdido por la cantidad de feromonas que había llegado a él, podía sentir claramente como sus piernas temblaban y su temperatura estaba algo elevada. Debería irse a su casa, pero no podía dejar a Lan Xichen solo después de que le salvará la vida.

—A-yao...

El nombrado se apresuró a correr hacia la habitación de Lan Xichen dónde lo habia recostado para que se sintiera cómodo.

Sus pies se detuvieron en la puerta apenas sintió un embriagante olor a arce apoderarse de toda la habitación, se cubrió la nariz casi al instante y corrió hasta el baño para esconderse.

Lan Xichen había entrado en celo.

Pasaron unos segundos antes de que Lan Xichen le enviará un mensaje a su móvil, con torpeza lo tomo.

Lan Xichen: ¿Te fuiste?

MengYao: ...me metí al baño...

Lan Xichen: Será un problema si sales ahora, toda la casa está inundada de feromonas.
Lo siento.
Se suponía que mi celo
no llegaría hasta pasado mañana.
Le hable a Wangji, dijo que
estaban viniendo pero había
mucho tráfico.

Probablemente iban a tardar mucho, y eso no era conveniente para MengYao, Lan Xichen en cualquier momento terminaría por descontrolarse y percibir sus feromonas, entonces todo acabaría.

MengYao no quería eso, no deseaba ser tomado por la fuerza, no por Lan Xichen, no por nadie; porque entonces eso confirmaría lo que había dicho aquel alfa, que él había nacido solo para ser usado y desechado. ¡NO QUERIA ESO!

Lan Xichen: Estás soltando
muchas feromonas.

MengYao intento calmarse, aún con el fuerte temblor de su cuerpo, debía calmarse por el bien de ambos.

Inhaló con fuerza y lo sintió, las feromonas golpeando con fuerza la puerta del baño y filtrándose por las rendijas hasta llegar donde él.

Un golpe en la puerta lo hizo saltar hacia atrás y chocar contra la pared de la ducha, estaba acorralado.

—Hagas lo que hagas no abras la puerta, busca algo con que golpearme si es que llegó a entrar.

La voz de Lan Xichen sonó tan desesperada y ronca, las palabras arrastrándose cada que pausaba, estaba haciendo uso de su autocontrol para darle esos consejos.

MengYao diviso todo el cuarto de baño, habían cosas de aseo personal, pero nada que pudiera usar para defenderse, amenos que pudiera sacar el retrete de su lugar y lanzarlo.

Los golpes en la puerta se fueron haciendo cada vez más fuertes, aveces acompañados de arañazos y gruñidos.

Estaba en graves problemas.

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