CAPÍTULO 1

309 15 5
                                    

Realyn Martínez

Son las 6:00 am y los ruidos de la máquina de coser de Tita me despiertan con dolor de cabeza. Me dirijo al baño para asearme, reconociendo que a Tita le apasiona su trabajo y se esfuerza por darme lo mejor. En estos 6 años viviendo a su lado, la experiencia ha sido mucho mejor de lo que imaginé inicialmente.

Cuando mi padre falleció, sentí un profundo sentimiento de soledad. La muerte de mi madre, o más bien su abandono, dejó un vacío en mi corazón. Fue entonces cuando conocí a Tita, a quien no conocía hasta la lectura del testamento. Resultó ser mi tía, hermana de mi padre, quien fue exiliada de la familia por desafiar las imposiciones de mis abuelos.

Tita se vio obligada a mudarse a otro país debido a su negativa de casarse con un hombre 15 años mayor que ella, rompiendo el compromiso incluso en plena boda. Esta decisión llevó a una crisis económica en la familia y a una gran vergüenza para mis abuelos. Cada vez que imagino su historia, siento una profunda melancolía. Ella era joven y pasó por muchas dificultades.

Tita decidió comenzar de nuevo en Canadá gracias a una de sus amigas, Becca. Allí, se labró un nombre y una reputación por sí misma. Ya no era conocida como "la hija de..." o "la hermana de...". Ella se convirtió en su propia persona, independiente y exitosa.

Alguien toca la puerta de mi habitación, y supongo que es Tita quien viene a despertarme. Hoy tengo trabajo como niñera de dos adorables niños. Muchos piensan que cuidar de ellos es difícil, y al principio lo fue, pero ya llevo dos meses haciéndolo y los niños son muy diferentes entre sí. Sus padres me agradecieron por mi labor aumentándome el sueldo, lo cual aprecio mucho.

Trabajar como niñera ha sido una excelente manera de madurar. Aprendo mucho en el proceso y lo mejor de todo es que no tengo que depender de nadie más. La satisfacción de ser autosuficiente es realmente gratificante. Me siento empoderada como mujer, y tengo a Tita como mi mejor ejemplo a seguir.

_Ya está tu desayuno cariño_ dijo ella tan amable al parecer su cita de anoche estuvo muy bien. Río entre mí, bajo las escaleras, la veo, ella esta con su café matutino y el olor de waffles hizo que mi tripas retumbaran.

_huele delicioso_ me dirigí la mesa con ganas de devorar todo lo que había en ella, la sensación de culpa recorrían mi mente mientras masticaba la comida. No es extraño para mí, la culpa está conmigo desde que empecé la secundaria -si no eres flaca, no encajas-, mi fiel compañera, en mis solitarios refrigerios.

_Que tal estuvo tu cita?_ pregunté mirándola con picardía, ella se sonrojo un poco, me agrada verla así.

_Klaus es un buen chef_ me sonrió y dio un sorbo de su café, es su manera de decirme "ya no preguntes sabes que me gusta".

Es maravilloso ver cómo Tita ha encontrado el amor y la compañía que merece. Klaus, nuestro vecino de muchos años, es un hombre apuesto de la misma promoción que Tita. Han comenzado a salir recientemente, después de años de miradas obvias y coqueteo sutil. Es reconfortante ver cómo Klaus la quiere y la hace sentir amada. Ambos merecen encontrar la felicidad juntos después de tanto tiempo.

Mientras me encontraba cerca de la casa de los Shaw, donde trabajo como niñera, noté la presencia de un hombre alto, de cabello oscuro y desaliñado cruzando la calle. Era muy atractivo, con un aspecto entre friki y atlético, un tipo de belleza imposible de alcanzar, solo para ser apreciada desde la distancia. Vestía unos shorts tipo bañador, chanclas marrones y un polo gris que decía "ITALIA" en letras grandes. En sus manos sostenía una bolsa de pretzels, seguramente de la tienda de Gina, quien hace los mejores pretzels de la ciudad.

Este chico parecía estar desorientado, probablemente un turista en esta época del año, ya que es común verlos por aquí. Dicen que este lugar es perfecto para escapar de los problemas, al menos eso es lo que las agencias de turismo promocionan para vender sus servicios. Sin embargo, los que vivimos aquí sabemos que las apariencias engañan.

CUANDO NADIE VEWhere stories live. Discover now