CUANDO NADIE VE

CAPÍTULO 3

Después de una noche llena de imaginación y idealización de mi salida con Ralph, llegó el momento de contárselo a Aleyka, mi mejor amiga. En teoría, debería ser algo fácil, ya que ella siempre ha estado ahí para mí. Sin embargo, mis inseguridades se apoderan de mí. Tengo miedo de equivocarme, de estar construyendo en mi mente una historia que solo existe en mi cabeza, y de que Ralph no sienta más por mí que una simple amistad. No temo tanto contarle a Aleyka, sino más bien la forma en que lo haga. ¿Y si exagero? ¿Y si, después de contárselo, Ralph se aleja de mí de repente y quedo como una tonta? Estoy llena de preguntas que comienzan con "¿Y si...?" y mis pensamientos abrumadores me dominan. Es por eso que me he acostumbrado a minimizar mis sentimientos, a maquillarlos y ocultarlos, aunque sé que solo es una fachada temporal. Llega la noche y, justo antes de dormir, cuando llega el momento de desmaquillarme, me enfrento a mí misma en el espejo. Mis sentimientos están allí, presentes, desafiándome y recordándome mi propia miseria.

La vida es simple solo nos empeñamos en hacerla difícil, a medida que la ambición crece, mata algo dentro de nosotros como también a alguien más.

No sé en qué momento pasé de ducharme a estar en el ordenador escribiendo mis pensamientos con sustento -así llamo a mis conversaciones internas que me gustaría que alguien escuche pero tengo vergüenza a que eso en realidad pase - la gente no está lista para algunas conversaciones-.

Llegue a mi segunda casa, Monika esta con muchos ruleros verdes en la cabeza, tiene un evento importante hoy -ella siempre tiene eventos importantes- se podría decir que es como una celebridad, en este pueblo hay rangos y ella esta cupos antes que la gente ordinaria, la familia de Aleyka no es adinerada pero se rodea de gente que sí. Al igual que su mamá, Aleyka es también considerada una celebridad, sus papeles en las mini series producidas en la ciudad, sus protagonismos en teatro y coro de la iglesia han llevado que esta familia sea una de las más añoradas artísticamente, mi amiga por su parte no es bastante empeñosa en la hora de ser el centro de atención simplemente es parte de sí misma y eso es una de las cosas que más admiro de ella, su elocuencia y seguridad en sí misma, por más que en algunas ocasiones no tenga la razón ve la forma de salirse con la suya, y vaya que lo logra. Si me la pasara hablando de ella creo que todo wattpat quedaría embobado, pero hay una frase que dice: "Si la defino la limito" así que Aleyka no es definible, ella es y será siempre lo que quiera ser.

La madre de Aleyka es lo máximo, es de esas mamás súper way, es tan way que antes de parecer dúo parecemos un trío y si saliera a la luz nuestras conversaciones se podría decir que estaríamos desterradas de la ciudad. La edad juega a favor suyo, al ser madre joven no encaja con el prototipo de madres convencional en esta superficial sociedad, es igual de maja que la tía Tita. Aleyka y yo somos muy afortunadas de tenerlas, aunque a veces a Aleyka le incomode que su madre invada su espacio personal.

Lo primero que me encuentro es a una Aleyka con potes de helado y un sin fin de dulces a su alrededor, eso me lleva a pensar que Monika se quedó corta al describirme su situación, mi mejor amiga no es de consumir dulces dice que quiere pasar de los 40 con cuerpo de 20.

Estoy sentada encima de algunos dulces que me molestan el culo, debí hacerlos a un lado antes de sentarme. Yo estoy abrazándola, aún no le he preguntado nada. El silencio a veces es más reconfortante que mil palabras, hay situaciones en la solo necesitamos un abrazo y permanecer en silencio con alguien que queramos mucho. Podría estar como una parlanchina diciendo mil cosas para hacerla reír, pero solo estaríamos negando la situación cuando es momento que duela -he escuchado mucho sobre el pensar en otra cosa para evitar sentimientos malos, pero que acaso no debemos enfrentarnos a esos sentimientos y aceptarlos porque en si son parte de nosotros, a mi parecer no hay sentimientos malos, cada uno son importantes y necesarios para ser quienes somos, otra cosa es ignorarlas y confundirlas con otros sentimientos, eso sí es malo- y eso no se lo deseo a nadie.