Explicaciones

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Le costó mucho aclarar su idea con Craig, más que nada por qué no todos los días le dices a alguien que acabas de conocer que te ayude a ocultarte para que no te maten.

Qué el pelinegro lo haya apoyado en todo momento y constantemente le recordara que eran amigos y que lo ayudaría, logró que se calmara.

—Creo que sería suficiente c-con que me prestes tu chaqueta u-un par de veces al día.

—Si, ese es el mejor método.

Aunque su lobo dijera que abrazarlo era un método mil veces más efectivo, Craig no le haría caso, ese tonto animal era más instintos que cordura.

No hablaron mucho más después de eso, Tweek tenía que seguir trabajando y bueno, Tucker no lo iba a molestar con su presencia. Pero a Tweek le hubiera gustado estar con él un poquito más.






A la mañana siguiente y dispuestos a cumplir su curioso trato, los dos llegaron muy temprano, incluso Tweek le dijo a sus amigos que esa mañana en especial no podría ir con ellos.

No iba a mentir, la vergüenza y el pánico lo estaban dominando, el aroma y la presencia del pelinegro lo ponían así y no entendía el porque.

Por el lado de Craig, bueno, él también estaba nervioso por la presencia del lindo rubio.

A la hora de prestarle la prenda el pelinegro evitó en todo momento verlo a la cara ¿Por qué? No quería que observará el leve sonrojo que apareció por arte de magia en su rostro.































Estar rodeado del aroma del más alto se convirtió en su cosa favorita de toda esa semana en la que, durante algunos descansos y horas libres, convivía con Craig, no tanto como lo hacía con su super mejor amigo Butters, pero si lo suficiente como para empezar a recopilar información acerca de los gustos y rutinas que Tucker tenía.

Era muy fan de las frutas ¿Cuáles? Eso no lo sabía puesto que cuándo se lo pregunto el mas alto cambio el tema, así que lo dejo con la duda, Red Reccer era su programa favorito, amaba a los cuyos más de lo que quería a su familia y siempre pensaba en cosas aleatorias, el conejo en la luna, por que la pizza era triangular o por qué diablos los cambiaformas existían.

Muchas de las cosas que alguien pasaría por alto por no considerarlas relevantes él se detenía y se planteaba el porqué de aquello, una cualidad bastante única a decir verdad.

Por el lado del alfa, este aprendió del amor excepcional del rubio por el café que tomaba casi desde que tenía memoria, no tuvo mascotas porque trabajaba la mayor parte del día y por eso mismo no veía televisión, era más amante de la cocina de lo que parecía pues cuando fuera mayor quería convertirse en chef y tener su propio restaurante, procurando siempre no descuidar el negocio familiar.

Eso último le pareció lindo de parte de Tweek, no estaba dispuesto a renunciar a su sueño pero tampoco a lo que su familia más amaba, de ser él, seguro habría mandado a sus padres al diablo y habría hecho lo que él quería.

—Entonces no saldrás en todo el fin de semana.

—No tengo razones o ganas, soy más de estar en casa.

Era lindo compartir hábitos con alguien, de eso se dieron cuenta cuando ya tenían un par de semanas interactuando, Leo obligaba a Tweek para que saliera de su cueva y se distrajera, además de tomar el sol, y no mentiría le gustaba, pero seguía siendo más fan de su suave cama o de la bodega donde dormía cuando le tocaba trabajar el fin de semana.

El lobo del café. --Creek--//Omegaverse//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora