Seguidamente sonaron gritos, golpes secos semejantes a los de la ropa sacudida, objetos que empezaron a volar por todas partes de la habitación y terminaban estrellándose contra el suelo o las viejas paredes en una escena lamentable, él estaba en medio, observando de manera lastimera la forma en que Edith parecía perder más y más los estribos.

Ni siquiera se movió cuando el vaso de vidrio alcanzó a rozar su mejilla y terminó estrellándose en la pared tras él.

— Edith, ya basta. — Hunter se levanta de la cama y toma sus manos heridas entre dedos. — Vas a dañar tus manos.

Tal comentario provocó aún más su ira.

— ¡Eres un idiota! ¡Un maldito idiota! — Bajo la frente, los hermosos es intrigantes ojos de Edith brillaron de indignación entre mechones de cabello. — ¿...Por qué? ¿Por qué no dices que me amas?

Al instante quedaron los dos confundidos en un estrecho abrazo, formando, aunque fuera momentáneamente, un solo cuerpo. Estando fuera de sí Edith terminó rompiendo en el llanto inconsolable que tanto se esforzó por aguantar, la sangre brotando de su cuerpo y sus confusos sentimientos llegaron a Hunter, quien no la soltó hasta que se hubiese calmado.

Así era Edith, la mujer repulsiva que se escondía en su pecho siempre que quería llorar.

Y, para desgracia o fortuna propia, la mujer por la que tenía sentimientos que jamás podrían salir a la luz.

Por otro lado Apollo estaría esperando a Edith en su flamante auto afuera del viejo edificio sin saber qué tanto hacía ahí o por qué era usado como chofer personal cada tres veces por semana, Edith subía en estado de trance y no hablaba en todo el camino, hasta el siguiente día, cuando por mensaje le daría las gracias por el aventón.

Aquella vez subío con las manos vendadas, Apollo se preocupó de verlas y preguntó cómo se había lesionado.

Pero su única respuesta fue silencio.

*   *   *

Anastasia y Erick estaban tomados de la mano, como ya era costumbre los últimos días, recibiendo malas noticias.

— Como les decía, consideramos que lo más importante para un buen desarrollo mental de los niños es un núcleo familiar sano en el que puedan desarrollarse, lamentamos decírselo pero el que hayan personas cercanas a ustedes que no lo ven de la misma manera pone en duda sus... Capacidades.

Las noticias que se extendieron aún más rápido que un incendio alimentado con gasolina no seguirían de largo los agudos oídos de la inspectora social y la directora del orfanato, quienes no dudaron en hacerles un llamado a los que pensaban adoptar a uno de sus niños.

Por supuesto que la situación con Zathrian no se limitaría a única y exclusivamente malas miradas, también habrían consecuencias en las acciones de los demás.

Y lo peor era que ni siquieran tenían el derecho de refutar nada.

— Eso no tiene sentido, somos nosotros los que cuidaremos al niño, no seríamos capaces de dejarlo permanecer junto a alguien como Zathrian. — Erick intentó explicarse. — Todo ha sido una terrible equivocación, de verdad considero que no es necesario llegar a estos extremos.

Anastasia lo observó desde su asiento, pero la inspectora en conjunto con la directora no pensaban de la misma manera.

— ¿Acaso está poniendo en duda nuestra capacidad de tomar decisiones que velen por la seguridad de los niños? Déjeme decirle señor Erick que hice mi mejor esfuerzo pero usted precisamente no tiene muy buena fama tampoco. — Contestó la directora de manera cruel y tajante. — No podemos poner a ninguno de nuestros niños en ambientes familiares tan retorcidos, así que les agrederé que regresen cuando hayan resuelto sus conflictos.

Esposa del CEO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora