El pájaro misterioso de Luffy

9. Espiral

Advertencia: Angustia, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas.

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Lo peor no es que Marco quiera morir.

Lo peor es que Marco quiere vivir. Marco quiere vivir más que nada y siente que no puede. Es valiente, siempre se ha considerado así, desde mucho antes de que se hiciera al mar o se convirtiera en el primer oficial del hombre más fuerte del mundo. Antes de tatuarse la marca de su padre en su pecho, y antes de guiar a sus hermanos a la batalla, a través de la pérdida, la traición y el arrepentimiento. Marco sabe que fue la base de los sueños de Pops, el primer hijo; y se tomó esa responsabilidad muy en serio. Toda su vida había girado en torno al Moby Dick y la gente que lo habitaba... y lo había arruinado.

(Hace tiempo que se dio cuenta de que lo que le está sucediendo no tiene nada que ver con la valentía de todos modos).

Había actuado demasiado débil para evitar que Ace muriera.

Demasiado obediente para desobedecer a Pops.

Demasiado enfurecido para ganar contra Teach.

Demasiado débil para salvar lo que quedaba de su familia.

Había escuchado una vez que los perros viejos se alejan lo más posible de casa cuando saben que van a morir. Luffy ciertamente había hecho el Sunny el hogar de Marco, aunque sea brevemente, y será el Moby quien será testigo de lo último de él. Un escalofrío le recorre cuando aterriza en la cubierta en ruinas en un movimiento tan familiar y nostálgico que casi rompe a Marco en ese mismo momento. Lo deja vacío, casi tan ingrávido como se siente cuando está en pleno vuelo, pero sus pies están decididamente en la tierra.

(Se siente entumecido, Luffy todavía le quema los labios, pero el fuego se enfría ahora que hay días entre ellos).

Cuando Marco se da cuenta de que la batalla estaba perdida, que Teach iba a pisotear todo lo que Marco aprecia de nuevo, Marco comprende la decisión de Pops de quedarse. Pero Marco no puede hundirse con el barco. No puede ser el último en morir. Marco simplemente permanece, cuando todo lo demás muere, cuando todo lo demás se va. Es un remanente de una era, una instantánea de un libro de historia, para siempre congelado e incapaz de seguir adelante. No envejece ni cambia, y siempre demasiado tonto para proteger lo que más ama.

El Moby muestra las profundas cicatrices de la batalla mientras Marco recorre su perímetro. Está destrozado, tuvo que ser arrastrado a esta isla con los esfuerzos combinados y la obstinación de los supervivientes que apenas estaban realmente vivos. Marco había decidido, obstinado en su negación y su pérdida, llevar el barco a donde están enterrados Pops y Ace. Había tomado el delantero de Ace y lo había impulsado, tirando de él con todas sus fuerzas a pesar de que su fruta del diablo no era adecuada para tal maniobra. Se supone que el fuego de Marco cura, no quema. (Quizás esa siempre ha sido la lección). Eventualmente, Namur tiene que detenerlo. Marco está mareado, así que debe de haber pasado un tiempo, pero han estado peleando durante días, así que tal vez su sentido del tiempo no esté bien. El gyojin se lo explica con su característico tono serio, pero se ve igual de destrozado. El Moby nunca lo logrará. Llegaron a la isla deshabitada más cercana y lo pararon demasiado cerca.

Aquí yace amarrado y olvidado toda la vida de Marco, para nunca reunirse con Pops.

(Al igual que Marco, nunca volverá a navegar).

La palabra suicidio todavía es discordante en su mente y Marco nunca se describiría a sí mismo como alguien que intentó suicidarse. Sin embargo, necesita obligarse a sí mismo a reconocerlo, porque Marco ciertamente lo ha intentado, y hubiera sido demasiado fácil tener éxito. Marco todavía se pregunta cuáles eran las probabilidades de que aterrizara cerca de Rusukaina y en algunos días buenos, casi piensa que estaba predestinado. Pero, estar destinado a conocer a Luffy y sus maravillas significa que Marco también estaba destinado a perder todo primero y él simplemente... simplemente no puede soportar ese tipo de destino.