cinco

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Mientras Jaemin se quedaba observando ese viejo trozonde cartón, Renjun buscaba esas dos pequeñas y lindas entradas al zoológico entre todos los demás objetos.

Eran dos pedazos de un papel un poco más grueso del habitual, tenía un león y una cebra impreso en el frente, relleno de hojas que simulaban una selva, y en la parte superior, varios tipos de aves, mientras que en la parte trasera estaba escrito "Zoológico de Seúl".

Bastante típico y turístico. 

Sin embargo, aquel infantil paseo se había ganado uno de sus momentos favoritos con Jaemin. 

Bueno, más que favorito... podríamos llamarlo especial. 

Como fuera, no es como si fuera a olvidar su primer beso con Jaemin. 

— Siempre me ha parecido triste lo que significan los zoológicos, pero no voy a mentir y decir que el zoológico de Seúl no guardó un significado distinto después de este día. — Confesó el mayor. 

— ¿Lo que significan los zoológicos?

— Animales encerrados en espacios demasiado reducidos para su naturaleza, sólo con la intención de entretener a los humanos, eso es cruel, Jaemin. — Explicó, extendiendole una de las entradas. 

— Pero muchos de esos animales han sido criados para eso, y que tampoco podrían sobrevivir en su hábitat natural, Renjun. — Dijo tomando el papel entre sus dedos. — No es como que me agrade la idea de animales encerrados, pero no estoy seguro de que es algo que podamos evitar. 

—Tienes razón. — Asintió con su cabeza. — ¿Hay algún animal que te guste? Ya sabes... de lo que no son domésticos. 

— Los leones me gustan, creo que eso lo sabes. — El mayor asintió. — Pero en particular, le tomé cierto cariño a los zorros rojos. —Sonrió mientras miraba al pelinegro, riendo al verlo rodar sus ojos con una sonrisa en sus labios. 

— Creí que ya habías olvidado eso. 

— ¿Cómo podría? Sólo tengo que mirarte para recordarlo. 

Desde el primer momento en que se vieron, Jaemin había encontrado cierto parecido entre Renjun y un lindo zorro, pero creyó que estaba algo demente al pensarlo, por más adorable que sonara esa comparación. 

Y después de aquella visita al zoológico, sólo pudo estar seguro de cuanto le gustaban los zorros rojos.

Había sido un día dentro de todo caluroso, aunque corría bastante viento, el sol pegaba fuerte, pero eso no fue detenimiento para tener una cita en lugar con poca sombra y muchos animales. 

Era gracioso pensar que esa misma mañana, Renjun había estado viendo una vez más sus boletos a China, sin embargo, cuando Jaemin le mandó un mensaje con la foto de las entradas del zoológico, no le bastaron más de dos minutos para cerrar su computadora y vestirse para encontrarse con Jaemin. 

Poco más tarde, el pelirrosa lo esperaba fuera de su edificio con unos lentes de sol en su cabeza, buscando casi impacientemente al mayor con su mirada. 

Una vez sus ojos lograron ver los cabellos rubios del mayor rebotando mientras trotaba para encontrarse con él, no pudo volver a apartarlos.

Jaemin no se consideraba como una persona que solía fijarse demasiado en la apariencia de alguien, pero no podía evitar pensar en lo lindo que era Renjun cada vez que lo veía; le gustaba cada parte de él, sus ojos tan brillantes con un lindo maquillaje que los hacía ver un poco más grandes, sus labios pintados de un rojo claro, resaltando también gracias a su bálsamo labial. 

Renjun era simplemente el chico más lindo que había conocido nunca. 

Lamento haberte hecho esperar, no pensé que llegarías tan pronto. — Se disculpó con una sonrisa cuando llegó junto al más alto. 

the end; renminWhere stories live. Discover now