el comienzo de una vida

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El sol derramaba su melosa mirada sobre la superficie del agua permitiendo que ésta reflejara las cortinas de nubes que había detrás. Las nubes punteadas surcaban suavemente los cielos, mientras el agua acunaba la embarcación sobre ella. El confort llegó como un alivio respiratorio, el mar era hoy excesivamente amable y el estado de ánimo de la mayoría de la gente a bordo se había levantado después de la tormenta ocurrida quince días antes. Todavía se estaba superando el miedo a que una tormenta fuera inevitable, pero ahora parecía soportable.

Harry sabía que el viaje de Trimetri a Vilkard sería agotador, los hombres habían pasado casi nueve meses en expediciones y asaltos para llevarlos a su tierra natal y ahora cuando por fin se dirigían a ella había habido malestar en el mar que hizo que los hombres a bordo heredaran el mismo sentimiento. Harry podía ser cualquier cosa mala, pero sí un buen líder. Hizo todo lo posible para mantener la moral alta y mantuvo los miedos de su Omega que estaban salpicando por todo el lugar.

Su Omega, por otro lado, se había asentado muy cómodamente. Más de lo que esperaba. Estaba irritable hasta que la gente le hablaba y luego se fundía en hablar con ellos. Sus lobos, independientemente de las afirmaciones que hicieran, siempre eran amables con la persona con la que hablaban, pero se entusiasmaron con Louis casi al instante. Como si conocieran al Omega desde siempre.

Era agradable, excepto cuando Louis olía como todo el mundo y Harry no podía discernir el aroma original del Omega. Pero trató de guardar esas quejas para sí mismo en un intento de no resultar demasiado prepotente. Pero también necesitaba unos momentos de respiro, así que se instaló en la pequeña cabaña para ordenar sus pensamientos.

Su mente vacilaba ante lo intrigante que había sido el destino de Louis. Al ser regalado por su padre para asegurar la paz entre los "supuestos" salvajes y el territorio del padre de Louis, había sido trocado como si fuera ganado y Harry lo había consentido por la única razón de que su lobo se había imprimido en el Omega.

Su noche de bodas había sido de lo más peculiar. Harry no iba a forzar la intimidad del Omega pero tampoco esperaba que Louis le pidiera que jurara protegerlo pero lo hizo y juró permanecer siempre a su lado. Era lo más variante que había notado en su vida.

"¿Puedo entrar, Alfa?" Louis pidió permiso y se asomó por el fuerte a lo que Harry asintió distraídamente con su cabeza.

El Omega llevaba una bandeja de cosas al entrar y el Alfa se apoyó en su mano. "¿Qué es todo esto, Omega?"

"Me he dado cuenta de que te está creciendo la barba y he pensado que podría afeitártela", propuso Louis.

El silencio que los invadió era inquietante, pero también tenía un efecto agradable característico.

"Debería haberte preguntado antes de asumir que..."

"Louis, eso no me concierne", murmuró Harry recostándose en su silla, "el barco se balancea contra las olas.

"Mi mano es firme", Louis hizo un puchero y la determinación de Harry se vendió.

Harry se encogió de hombros como si quisiera poner a prueba la seguridad de Louis y, por alguna razón, sintió que lo hizo. Aunque fue excepcionalmente difícil para él encontrar una posición aceptable y cómoda cuando Harry estaba sentado, el Omega era demasiado alto y cuando se sentó, no pudo alcanzarlo apropiadamente.

Dejando escapar un suspiro de molestia, miró al Alfa cuya mirada ya estaba sobre él notando la plétora de expresiones que recorrían su rostro.

"Alfa, ¿podrías ensanchar las piernas, por favor?".

Harry levantó una ceja pero de todas formas abrió sus piernas y notó que Louis con facilidad se había colocado en su regazo. "No soy demasiado pesado, ¿verdad?"

the last great american dynastyWhere stories live. Discover now