❝03❞

904 95 28
                                    

                                                                                    ❝dalia malva.❞

dolía, dolía tanto, el dolor en su pecho era inimaginable, la tos que no paraba, las lágrimas que salían de sus ojos, las punzadas en su cuerpo, los hermosos pétalos que salían de su boca, era horrible.

todo por amar.

aún así, no se odia por amar a alguien inalcanzable, ama el poder amar a sparkling.

no cambiaría eso por nada, ni siquiera por el hecho de que se está muriendo lentamente.

no haría una cirugia, porque eso acabaría con todo el amor que le puede ofrecer al mundo.

termina de toser el último pétalo atrapado en su garganta y se limpia la cara, su tos ha empeorado, no puede ir a trabajar, se siente tan cansado, y no puede ir a la reunión con sus amigos.

en ese momento se siente... inútil, como un tonto, debería de hacer algo más que simplemente darle flores a sparkling, pero ¿por qué él le amaría? era tonto pensarlo, no tenía mucho que ofrecerle, no tenía tanto dinero, vivía en un pequeño departamento, siente que su personalidad no es la mejor, e incluso si tiene buen aspecto (al menos eso piensa) la apariencia no le importa, lo único que tiene es amor para dar.

se lava la cara, y ve como las lágrimas caen, se las limpia rápidamente, no es que odia llorar, en realidad solo piensa que es una forma sana de desahogarse, nadie debería de permitirse el no llorar, no es que seas débil, al menos así lo piensa herb.

suspira y llama a clover, le avisa que no podrá trabajar y termina la llamada, lo siguiente es... llamar a sparkling.

...

—¿...hola?—

—¿herb? ¡hola!

rió un poco por el entusiasmo de su amigo. 

—hey, no podré ir a nuestras salidas... lo siento mucho—

—¿pasa algo? ¿estás bien?—

—lo estoy, no te preocupes— intentó no toser, no quería preocupar a sparkling, pero no pudo evitarlo.

—¿herb? ¿estás enfermo? ¿quieres que vaya para allá?—

—¿uh? no, no, no, en serio, no te preocupes, no es nada, solo un simple resfriado—

lo intentó, en serio lo intentó, pero no pudo, tosió y tosió inevitablemente.

—¿un simple resfriado? ¿en serio? ¡esa tos se escucha horrible!—

realmente no quiere que nadie sepa sobre su enfermedad, ¿quizás tiene miedo de que sparkling se de cuenta de que quizás, herb está enamorado de él?

después de todo, eran pétalos de las flores favoritas del rubio que salían de su boca.

recuerda haberle preguntado cuando eran unos niños pequeños, al peliverde siempre le ha atraído la naturaleza y quería compartir aquello con los demás, —hm, ¡creo que las fresias amarillas!— fue la respuesta de el pequeño niño rubio de ocho años.

—sparkling, estoy bien—

—hm, okay—

alargó la palabra, en una manera de decirle que no le creía, escuchó una pequeña conversación al otro lado del teléfono, y sparkling habló nuevamente.

—¡me tengo que ir! lo siento, herb—

sparkling cortó la llamada.





está muy cansado, no tiene fuerzas, cada vez empeora más y más, pero tiene que llegar a la puerta, alguien la está tocando.

abrió, y suspiró.

—no era necesario ¿sabes?—

y puso a un lado para dejar pasar a su amigo, el cual llevaba una bolsa, y tenía una mano detrás de su espalda —¿qué traes allí?—

—té, unas mantas y... algo más—

—¡eres tan buen amigo!— herb rió, haciendo que sparkling se ruborizara levemente, —bien, es hora de descansar, ve a tu habitación, estaré allí pronto— y con eso, se fue a la cocina.



temblaba, tenía escalofríos, ¿cuánto tiempo lleva así? probablemente hace unos meses, donde todo empeoró, lleva enamorado de él desde hace años, sus doctores le han dicho afortunado por seguir vivo aún.

sparkling abrió la puerta con una bandeja, té, y un bocadillo, se sorprendió al ver un ramo de flores, sus flores favoritas, rosas.

—¿...sparkling? 

—¿sí?

—gracias... en serio— herb le miró, agradecía tanto eso.

hablaron, y hablaron, como no lo hacían desde hace bastante tiempo, y disfrutó cada momento, cada sonrisa y carcajadas, amaba, realmente amaba todo de él.

sparkling miró su teléfono, e hizo una mueca, —ah, tengo que irme—

juró que su corazón se partió en dos, pero está bien, sparkling no puede quedarse con él siempre, él tiene cosas que hacer también, —espera, dejame darte algo, quédate aquí por unos segundos—

el rubio le miró confuso, e intrigado, herb salió a su jardín, y tomó una maceta con unas dalias malvas, agradecimiento. y volvió, a donde estaba su amigo, —toma esto por favor, es un regalo—

le miró a los ojos, y amó cada parte del rostro de sparkling, la forma en la que sonreía, y como sus ojos tambien parecían hacerlo, como por un segundo sparkling rozó su mano con la suya, sus labios se encorvaban en una dulce sonrisa.

era un ángel.


flowers for your lungs.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant