Capitulo Único

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Los habitantes de las barriadas del Sector 7 empiezan a reconstruir. Levantan el cártel del Séptimo Cielo. Biggs, a quien se daba por muerto tras la destrucción del pilar, ha sobrevivido.

Parece que todo ha terminado

La ardua batalla ha finalizado.

Pero solo era el principio, el principio de todo. De una guerra que no querían pero que habían desatado.

No entendían muy bien lo que había ocurrido. Sin duda, nuestros héroes debían asimilar mucha información, quizás demasiada para sus limitadas mentes.

El tiempo caminó en horas, en días, en semanas y poco a poco, Midgar empezó a cobrar vida de nuevo.

No muy lejos del ambiente festivo y bien merecido de la ciudad, en los suburbios del sector 5, en esa gran plaza donde se respiraba alegría, paz y muchas risas, se encontraba Cloud, sentado en las planchas de metal –que hacían de tejado- de una de las casas altas. Gozaba de una gran vista, sin perderse detalle y al mismo tiempo, se permitía un momento de soledad después de mucho tiempo. Simplemente allí, respirando, dejando que su mente vagara en un laberinto de pensamientos inundados de dudas sin resolver, sentimientos recién descubiertos; y esa extraña e inquieta sensación de que todo ese respiro de paz era temporal.

En el fondo, agradecía haber sido de utilidad en todo el desastre que había supuesto luchar contra los turcos, contra Sephiroth –o alguien parecido a él-, y contra el mismísimo Destino. Y si, había sido una lucha muy dura de cargar, de responsabilizarse. Muchas vidas habían perecido en esa lucha por salvar el planeta. Lucha que aún no había terminado. Pero ya se sentía suficientemente atormentado con todo el caos mental que soportaba a diario. No le costó ofrecerse voluntario para prestar una mano amiga a todo ciudadano de Midgar que lo necesitase: en la reconstrucción de casas, despejar caminos por los escombros, calcular el porcentaje de daños, revisar y repartir las provisiones, y un largo etc. Su mente había estado bien ocupada, junto con el equipo de Avalancha y otros tantos voluntarios.

Hasta ese momento.

Un largo suspiro salió de sus labios, alzando la mirada hacia el cielo. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? Había tanta incertidumbre en el camino que había de recorrer. ¿Cuál era el siguiente paso? ¿Tomaría la decisión correcta?

- Así que aquí es donde te escondías

Una persona normal se habría sobresaltado de inmediato ante esa situación, pero Cloud no era esa clase de persona.

- No era esa mi intención –replicó a la voz intrusa que había interrumpido su soledad.

- ¿Esa es la verdad o solo lo dices para auto convencerte?

Una sonrisa tentó los labios del soldado y giró ligeramente su cuerpo hacia la propietaria de esa voz burlona y condescendiente. Aerith intentaba escalar para acortar la distancia entre ellos y llegar hasta él. Sacudió su falda unos instantes y buscó su rostro.

- ¿Piensas subir aquí arriba?

- ¿Siempre preguntas cosas tan obvias? ¡Por supuesto que quiero subir! Y seria todo un detalle por tu parte ayudarme –le guiñó un ojo.

Cloud negó con la cabeza. Definitivamente esa mujer era imposible. Pero ¿acaso le había importado ese detalle desde que se habían conocido? Se deslizó por las planchas, lo suficiente para bajar un poco y estar a su alcance. Le tendió una mano enguantada. Satisfecha con su actitud, Aerith reanudó la marcha y aceptó su ayuda. Él la sostuvo con firmeza. No le pasó desapercibido cómo su cuerpo reaccionó ante su toque, como un hormigueo cálido que viajaba por sus terminaciones nerviosas, llegaba a su corazón y lo hacía bombear de emoción. Llegaron juntos al mismo sitio donde estaba Cloud sentado.

Un respiroWhere stories live. Discover now