Lo prefiero... ¿A él?

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- Hay que hacer algo para que olvides ese compromiso, al menos un rato

- ¿Cómo que?

- Jugando a algo muy divertido... ¡Con Appa!

- ¿Quieres que juegue con Appa?

- No, los dos. Estoy seguro que a Appa le gustará la idea, en nuestra última vista casi no estuviste con él

- Lo sé, tenía unos asuntos con el Consejo

- Pero hoy no, ¡Tomarás un descanso! Ándale Zuko, por favor, ¿Si?- Aang puso unos ojitos de suplica a los que el Señor del Fuego no pudo decir que no

- Bien, tú ganas... juguemos con Appa

- ¡Siii!

Aang jalo a Zuko de la solapa de su ropa y usando aire-control salieron por el corredor, pasando junto al viejo Jiayi, quien grito escandalizado por tal osadía del Avatar y el mal comportamiento de su Señor. 

- ¡No debe prestarse a ese tipo de conducta, Señor! ¡Espere, mi Señor!

Jiayi corrió como pudo, pero no los alcanzo. Mientras Aang reía a carcajadas por las rabietas del viejo. Llegaron al jardín principal, debajo de un frondoso árbol estaba Appa disfrutando de la sombra, hasta que vio a Aang y a Zuko, a quien de inmediato lamio. Llenándolo de baba.

- ¡Oh, Appa, también me alegra volver a verte!

- Te lo dije, Appa extrañaba tu compañía

Zuko le hizo unas caricias al bisonte, que encantado por las atenciones prestadas aplasto al Señor del Fuego, feliz de tenerlo para él. Para Aang, pasar la tarde jugando con sus dos mejores amigos era lo máximo.   

Había dejado de lado la diversión, al igual que Zuko tenía muchas responsabilidades. Y además, debía cumplir con el rol de novio. Tenía ventajas, pero desventajas que desanimaban muy seguido a Aang. Una de ellas era no poder visitar como quería a Zuko, con Sokka era de una convivencia diaria, a él si que podía extrañarlo varias semanas sin verse afectado. A Toph regularmente la veía, y sabía que ella estaría bien sin ellos, era fuerte. La más fuerte y capacitada de todos. 

Pero a Zuko casi no lo veía y las veces que llegaba a verlo, era para tratar asuntos importantes, no para una visita casual. Y eso lo extrañaba. 

Honestamente, pensaba que si pudiera elegir quedarse en un lugar, era la nación del fuego, junto a Zuko, incluso si debía soportar ver y olor la carne asada que todos comían ahí. Era un detalle que podía pasar por alto. 

Sin embargo, cuando pensaba en ello, también se lo recriminaba. Zuko no era su novia, Katara si lo era. Debía estar con ella. Pero si era por la comodidad, la tranquilidad y paz, elegiría a Zuko. 

Elegiría a Zuko, a él. Aquello lo impacto, porque antes nunca había estado tan consciente de ese hecho. 

- "¿Por qué pienso tanto en él? ¿Qué me estará pasando?"- Pensó el monje, angustiado 

- Aang, ¿Estas bien?- Le cuestiono el joven de sus pensamientos, con todo su cabello cubierto de baba- Te perdiste un momento 

- Si, estoy... lo estoy. Solamente estaba pensando en la cena

- Descuida, hice que preparan algo especial- Le sonrió- sé que la carne no es de tu agrado

- ¿Por qué eres tan considerado conmigo, Zuko?

- Eres mi amigo...- Dijo sin titubear- El primero que quiso darme una oportunidad y la rechace, pero también pese a mi historial, confiaste en mí. Tu corazón bondadoso me dio una segunda oportunidad- Expuso la razón con firmeza- por eso eres mi amigo más querido, mi mejor amigo...

Aang jamás imagino que Zuko pensara así de él. Escucharlo decir todo eso fue un endulzante al corazón. Sacando una sonrisa sincera imposible de borrar, aun con los histéricos gritos del viejo Jiayi al ver a Zuko cubierto de baba. 

Esa noche cenaron tarta de crema de huevo, acompañado de un delicioso té de jengibre. Sokka comento algo de favoritismo, pero nadie le hizo caso, ni siquiera Suki. 

Y pese a la delicia que Zuko mando a preparar para él, Aang no podía sacarse de la cabeza que pasaría si... sus sentimientos fueran hacía el Señor del Fuego y no a su novia. 

¿Era lo correcto o no lo era? ¿Por qué su corazón saltaba cada que veía al joven sonreír? ¿Por que la idea de un pretendiente le desagradaba tanto? Acaso... ¿Estaba enamorado de Zuko?








Continuará...

Hermoso EquilibrioWhere stories live. Discover now