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El sol brillaba en todo su resplandor en medio del cielo azul, al parecer hoy las nubes no tenían intención de aparecer.

Todas las personas iban de un lugar a otro en la enorme casa excepto una chica. Ella había podido conciliar el sueño cerca de las 4 de la mañana a causa de su placentera fuga nocturna.

A pesar de haber quedado como gelatina en la madrugada, ella no podía dormir.

Haber visto de nuevo al amor de su vida después de varios días la había dejado contenta y muy satisfecha, por supuesto. Y como no, si volvió a sentir como los dedos ágiles de su hombre tocaron su intimidad de una manera muy excitante justo como solo él sabía hacerlo. Bueno tampoco es que la chica había probado a otros hombre, pero estaba segura que nadie más podía darle esa clase de placer.

Recordar como sus gruesos labios le hicieron el amor a los suyos, su masculina lengua húmeda recorrió su cuello, el brutal orgasmo que le había causado, uf! Con solo volver a recordar todo, su cuerpo volvía a ponerse llamas.

Eran ya las 10: 15 de la mañana cuando...
—Señorita... Señorita...—Se escuchó junto a un knock knock detrás de la puerta de madera.—Señorita.... Señorita...—Ella escuchó su nombre a lo lejos en sus sueños.—Knock, knock—Y sus párpados se negaban a abrirse.

De pronto la puerta fue abierta con gran brusquedad.—¡Maldita sea, despierta!—Una voz fuerte la exaltó despertándola de golpe.—¿¡Que no sabes que hora es?!—La persona de pie a un lado de la cama la miró con molestia en tanto ella se sentaba lentamente.

—¿Y ahora que rayos quieres?—Habló frotándose los ojos.

—Hoy conocerás a mi abuelo, ¡¿acaso lo olvidaste!?—Le gritó a un lado de la cama.

—Lo olvide, ¿De acuerdo?—Se levantó pasando a su lado casi empujando su hombro.—Me ducharé y bajo en unos minutos.—Caminó hacia el enorme baño vistiendo su pijamada blanco con estampados de pandas. Al llegar en la madrugada, en el baño se había cambiado la falda lo más silencioso que pudo.

—Espera—La empresaria dijo deteniendo a la chica que cargaba el cabello hecho un desastre sin que le importe en lo absoluto. Total, no buscaba conquistar a la empresaria.—Ten.—Una pequeña caja de terciopelo azul le extendió.

—¿Eso que es?—Con el ceño fruncido preguntó mirado el objeto en sus manos.

—Un anillo.—La chica levantó la mirada a sus ojos—El que supuestamente te di cuando te pedí matrimonio en Nueva York.—Dijo.

—Ah...—Gahyeon en la noche que estuvo en esa casa, antes de viajar a Corea le había dado una hoja donde estaba escrita toda su "historia de amor" y ahí decía que ambas se habían comprometido en Nueva York.—Está bien.—Tomó la caja de sus manos y se metió al baño. Dejando la caja sobre el lavabo se metió bajo la cascada de agua tibia que cayó por toda la extensión de su cuerpo trayéndole recuerdos eróticos de la madrugada.

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CASI DOS MESES ANTES...

Sana, ya te dije. No me interesa ese proyecto misterioso.—Puntuó mientras cargaba una caja de verduras en sus manos.

—Vamos Mina, no quiero estar sola en medio de 48 mujeres desconocidas.—Con los brazos colgando a sus lados su amiga habló desde la puerta del pequeño puesto de verduras.—Además esto es una muy buena oportunidad para ti. Ganaras algo de dinero sin hacer nada, solo irte a parar frente a unas personas, responder un par de preguntas y ya.—explicó por tercera vez.

—¿De que trataba ese proyecto?—Preguntó desde la calle.

—¿Que no me oíste ayer cuando te conté todo?—

Proyecto "SON" (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora