Capítulo 29: Tíos

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Por otro lado, el Emperador Celestial puso su atención en Pei Su y Ban Yue, quienes estaban listos para irse una vez más.

—¿Regresarán para celebrar los cien primeros días de XiaoTao?

—Nos quedaremos en el Reino de YuShi por el momento. —Ban Yue respondió y miró a Pei Su—. Supongo que vendremos si el General así lo desea.

—Dudo que Hua Cheng no invite a las personas de la Capital Celestial, así que todos serán bienvenidos. —Xie Lian estaba totalmente seguro de ello.

Él acompañó a los dos jóvenes hasta la salida del Santuario Puji, los despidió y luego regresó al interior de su hogar para encontrarse con su esposo. El salón del altar estaba lleno de ofrendas de felicitación de las personas de la villa, y Hua Cheng se había sentado al lado contrario del incienso, para evitar que un olor tan fuerte pudiera molestar a su hija.

Xie Lian se sentó junto a él y se recostó contra su hombro, observando a su bebé. La cabeza de XiaoTao estaba sostenida por las dos manos del Rey fantasma, mientras el resto de su cuerpo descansaba sobre sus antebrazos. Esta forma la hizo lucir aún más diminuta y frágil.

—XiaoTao. —Xie Lian la llamó en un tono suave, y XiaoTao bostezó. Sus manos pequeñas comenzaron a moverse igual que sus piernas, al fin parecía haber despertado una vez más—. Buenos días.

Él vio que XiaoTao fue capaz de llevar sus manos a su boca, y no pudo evitar acercar su mano a ella para tocarla. Era gratificante sentir que su bebé estaba viva. Esas manos que eran más pequeñas que una moneda cobre atraparon la punta de su dedo, aferrándose a él y manteniéndolo cerca.

—Está bien, no me iré entonces. —El Emperador Celestial sonrió.

—Gege, XiaoTao ya debería haber abierto sus ojos, ¿no es así?

—La Maestra Médica dijo que sí, pero XiaoTao parece estar durmiendo todo el tiempo. —Xie Lian movió su dedo un poco, y esas manos diminutas no lo dejaron ir—. ¿XiaoTao será una niña perezosa?

—Ella no necesitara hacer demasiado en el futuro de todas maneras. —Hua Cheng acarició la cabeza de su bebé gentilmente.

—Y la amaremos sin importar qué.

Los delgados labios en aquel rostro redondo se curvaron en una sonrisa, demostrando que XiaoTao estaba feliz al escuchar las voces de sus padres. No era la primera vez que la veían sonreír, sin embargo, Hua Cheng sintió que su corazón se derretía una vez más.

—XiaoTao está muy feliz. —dijo Xie Lian—. Espero que siga despierta para cuando Feng Xin y Mu Qing vengan.

—¿Gege los invitó? —Hua Cheng miró a su esposo—. Aún no ha pasado un mes.

—¿Deberíamos esperar un mes? No somos mortales, así que pensé que estaría bien que vinieran.

—Puede que no sea necesario, aun así, gege, ellos son muy ruidosos.

—No es difícil despertar a XiaoTao. —replicó el Emperador Celestial—. Y ellos quieren conocer a XiaoTao. Será solo un momento, ellos dos aún deben reconstruir sus palacios y el suelo de la Capital Celestial.

Más que estar enojado o extrañado por la opinión de su esposo, Xie Lian encontraba un poco divertido el asunto. XiaoTao tenía apenas dos semanas de vida y Hua Cheng ya no quería dársela a nadie. De hecho, el Emperador Celestial vio a su esposo cambiar de posición y acomodar a su bebé entre sus brazos una vez más.

—San Lang nadie va a robártela. —Xie Lian estaba riendo hasta que miró el rostro de su bebé, se quedó mudo por unos segundos y luego sus ojos se llenaron de brillo—. H-Hola.

En el Pabellón del LagoOn viuen les histories. Descobreix ara