Una comadreja enamorada V

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El año escolar había comenzado apenas tres meses atrás a pesar de que el castillo mostrara lo contrario. El ambiente en general era sumamente lúgubre; los alumnos pasaban más tiempo en sus salas o habitaciones dejando que las clases, pasillos y alrededores fueran inusualmente silencios.

Lo cual era preferible a tener que estar expuesto a una detención, baja de puntos o lo que sería peor una detención con Unbridge. Es así como los alumnos iban de un lugar a otro sin escándalos y con una distancia "adecuada" unos de otros.

—Esto es ridículo —decía Hermione—. De seguir así no aprenderemos nada de defensa o lo que es peor "de ninguna materia". Evaluar a los profesores por favor.

—Creí que serias la primera en estar de acuerdo con eso. Evaluar a las personas que se encargan de educarnos no parece mala idea —comento Harry tomando otra rebanada de pastel.

—Deja de comer tanta azúcar te hará daño —regaño la chica acercando el plato hacia ella—. En circunstancias normales lo estaría, pero estas no. A esa mujer poco le interesa que los maestros sean buenos solo quiere deshacerse de los que son fieles a Dumbledore.

—Bueno no creo que lo logre... No con Snape al menos. ¿Qué hora tiene? —cuestiono Ron impaciente, no por primera vez durante la cena.

—Cinco minutos más de la última vez ¿por? —respondió fastidiada a lo que el chico solo negó—. De todas formas ¿ya pensaste en lo que dije?

—Si... Quería hablarlo otra vez con Sirius pero... La última vez no termino bien —Harry hizo una mueca entre tristeza y molestia, después miro la mesa de profesores topándose con unos ojos negros que lo miraban interrogativamente. Negó con la cabeza y regreso a su platica—. El parece estar de acuerdo de alguna forma.

—Cof cof... ¿Enserio? ¿Cómo es eso? Cof cof —pregunto Ron al tiempo que golpeaba su pecho—. Esa platica suya debió ser muy buena si ahora está apoyando el que te metas en problemas y rompas reglas.

—Eso parece. Llamarlo buena platica no es lo más adecuado sabes —dijo rascándose la cabeza incomodo. Esa noche había sido todo menos una plática, no recordaba la mitad de las cosas que se gritaron o aventaron, aun menos las veces que grito "yo no soy mis padres, soy solo Harry, veme de esa forma"

—Supongo. Al menos ahora no estará encima de nosotros, no de la misma forma —Ron frunció el ceño ante sus propias palabras, sonaban tan raras.

—Quien lo diría, has madurado. En otros momentos seguirías despotricando odio y de más al hombre —apunto Mione picoteando la rebanada de la que apenas comía.

—Es miembro de- tú sabes. Además, tanto Dumbledore como Harry confían en el —dijo simple.

—Oye Ron ya son las siete treinta —dijo Seamus del otro lado de la mesa en cuanto vio su reloj. No que le importara realmente lo que su compañero hacía, solo no quería escuchar sus quejas nocturnas otra vez.

—Diablos debo irme los veo después —se despide mientras corría atravesando la puerta.

—Harry no creas que no veo la nueva rebanada de pastel —los ojos de Hermione seguían fijos en la puerta del comedor, pero eso no le impedía escuchar los cubiertos—. ¿No te párese raro?

—Las clases extras me cansan y me provocan más hambre, pero no veo que sea raro —dijo queriendo ignorar la conversación vecina. La chica rodo los ojos.

—No eso... el esfuerzo mental cansa tanto como el físico —internamente esperaba que solo fuera mental—. Ron se desaparece de vez en vez, cada tres días a la misma hora ¿crees que se vea con alguien?

Una comadreja enamoradaWhere stories live. Discover now