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──Voy a denunciar a la empresa ──hablé. Las manos temblorosas y la dificultad para respirar con normalidad──, así que van a despedirme.
La dualidad en su mirada no era algo nuevo. Podía transmitir mil sentimientos con solo pronunciar mí nombre. Sus ojitos me analizaron asombrado pero no dijo nada, no se molestó. Ví como mordió su labio afligido, jugando con el borde de su abrigo entre sus manos mientras yo seguía el movimiento de éstas.
No me atrevía a mirarlo a los ojos y él tampoco.
──Lo lamento ──murmuró. Su voz salió débil, cansada. Podía ver las ojeras debajo de sus ojos y el arrepentimiento, incluso si nunca fue el culpable de nada──. Lily, mírame.
Mí corazón golpeó con fuerza mí pecho ante su petición. Empecé a rasguñar mis muñecas con nerviosismo y probablemente se dió cuenta, porque se puso de pie y pronunció mí nombre una vez más.
El nerviosismo iba en aumento.
──Ninguno de los dos quiere que llore, créeme ──bromee, sonriendo como yo solo podía en una situación así.
Bang Chan se acercó angustiado, rodeando la mesa. Tomó mí rostro y se sentó a mí lado, viéndome con esos ojos que podían poner a mis inseguridades bajo candado, a todas ellas.
──Lo único que quiero es que no te guardes estas cosas. Si lo que querés es llorar, entonces voy a abrazarte fuerte todo el tiempo que sea necesario.
Sus manos viajaron hasta las mías, dónde empezó a acariciar con sus pulgares mis palmas y luego se detuvo, justo donde estaban mis cicatrices, rasguños, penas y miedos y no dudó antes de besarlas, viendo cómo me desmoronaba ante su tacto.
──Chris...
Mis brazos pasaron a abrazar su cuello y los suyos a mí espalda, tan cerca que parecíamos uno. Podía sentir el latido acelerado de su corazón, una de las cosa que más amaba, mientras el mío iba en proceso de sincronización, latiendo casi a la misma velocidad.
──Tengo miedo ──admití por primera vez en mucho tiempo.
──Yo ──Tenía la voz quebrada; aclaro la garganta antes de volver a hablar──, también voy a denunciarlo.
Negué con todo lo que me quedaba de energía, y él insistió.
──Lo que te han hecho...
──Lo que me hice yo misma ──corregí──. Siempre ha sido mí decisión dejar de comer, de dormir, todo. Pero no me puedo quedar callada ante el maltrato a otros y las dietas extremas a las que son sometidos. No quiero que te ensucies por mí culpa.
──No te dejaré sola, si eso me estás pidiendo ──aseguró, empezando a hacer círculos cariñosos en mí espalda.
──Es más complicado que eso.
──Lo resolveremos, lo prometo.
Ninguno volvió a hablar en un rato. Ambos necesitábamos pensar y yo necesitaba que mí respiración se volviera regular.
Los labios de Chris se dedicaron a besar mis inseguridades por un largo rato. Simplemente me cargó en sus brazos y me llevó a su habitación con la excusa de que quería amarme como correspondía, verme y tocarme como debía ser. Sabía que no era nada sexual, sino todo lo contrario, un manojo de ansiedad que tenía oculta en su pecho, de preocupación que ahora mismo no podía poner en palabras.
Sabía que, sin importar que dijera, se negaría a dejarme atrás
♡
estoy pasándola un poco mal en casa últimamente, así que no actualizo tanto como me gustaría.
