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Lily despertó a causa de la luz, que se había colado por las cortinas moradas en la habitación de su novio. Llevó la mano a su rostro y talló sus ojos antes de limpiar los restos de saliva de sus labios. Era la primera vez que dormía en la misma habitación que él. Estaba ansiosa porque no sabía que tan mal se veía ahora mismo. Pero iba a ser valiente y enorgullecerlo, estaba decidida a ello.
Aunque no deseaba abandonar las cálidas sábanas, que traían el reconfortante aroma de su novio, escuchó acción en la cocina y su sentido de responsabilidad le decía que Chris podría llegar a hacer un desastre en cuestión de segundos.
Así que se puso de pie a regañadientes. Con las piernas débiles y un mal sentido de la orientación, se dispuso a usar uno de los abrigos favoritos de Chan que vió por ahí sobre su pijama pastel de verano.
Lo encontró tarareando con una bonita sonrisa autosuficiente, cocinando algo que realmente no le importó. Había un aroma agradable invadiendo sus fosas nasales.
Chris era increíblemente hermoso en las mañanas, por dios. Pero ese no era el punto, sino que eran las 7 de la mañana.
Abrazó la cintura del chico por detrás, soltando un pequeño bostezo en su espalda. Él se sobresaltó apenas y luego sonrió.
──Hola bonita ──murmuró sin detener su accionar──. ¿Qué haces?
──Te abrazo ──respondió con obviedad──, porque tenemos que ir a la cama ahora Channie.
──En un rato tengo que ir al trabajo a corregir algunas cosas.
──Trabajas mucho ──refunfuñó.
──Lo sé... Estoy preparando el desayuno para que te sientas más cómoda, luego volveré y tendremos el día para nosotros.
Lily suspiró con derrota para luego posicionarse al lado suyo y arremangar su suéter negro (que además le quedaba enorme) para dedicarse a analizar la barra.
──Entonces yo haré el desayuno, después de todo estaré acá haciendo nada... No sería justo.
Chan iba a replicar, como acostumbraba hacer en estos casos, pero no lo hizo al notar que traía su ropa. La vió de arriba hacia abajo con ojos brillantes, adorando su rodete mal hecho y los mechones cayendo por su rostro, lo pequeña y suya que se veía de esa manera. No pudo evitar abrazarla, eufórico.
Las repentinas caricias en su vientre y cintura provocaron que algunas mariposas revolotearan alrededor de la fémina. ──No es posible que mí ropa te quede tan bien, me encantas tanto. ¿Estaría bien obsequiártela? Aunque te queda un poco grande, eso sí ──agregó riendo.
──N-no deberías hacer eso ──tartamudeo, sintiéndose idiota──, si lo haces, tendrá mí olor.
──¿Y eso? ──preguntó confundido, pero con una brillante sonrisa.
──Bien, Christopher. Yo ya tengo mí ropa, uso esta porque huele como vos, obviamente ──respondió con un apenas visible sonrojo alrededor de sus pecas.
Chan la miró aún más confundido frunciendo ambas cejas. ──¿Mí... olor? ──La vergüenza llegó a él en un momento, entonces tomó la parte baja del suéter amenazando con arrebatarlo del pequeño cuerpo de su novia──. ¡Qué vergüenza! ¡Quítate esto, lo lavaré!
──¡Mentí, mentí! ¡Me lo quedaré!
Una pequeña batalla de cosquillas dió inicio en la cocina, con gritos y risotadas aquí y allá. No hace falta decir que la comida se quemó
