¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
yang jeongin, así se llamaba el chico que la había citado para verse después de la escuela. eran compañeros en el club de guitarra y, aunque no hablaban mucho, si se llevaba bien con él.
el de cabello avellana era un poco tímido y hasta reservado, pero parecía convencido al momento de pedirle hablar después de clases. tal vez por eso ella aceptó.
el sol vibrante ameritaba ir a tomar helado con chan u otros amigos, pero ahí estaba, sin tener manera de comunicarse con ellos para avisarles lo de yang.
no es como si tuviera tiempo; jeongin la esperaba detrás de la escuela como prometió, estando en un pequeño trance del cual salió al verla allí. ella sonrió como acostumbraba, y él la miró fijamente antes de pedirle que lo siguiera al otro edificio. "está bien" dijo ella, pero igual jeongin la tomó de la muñeca y la guió dentro de uno de los edificios en construcción.
──jeongin, ¿a dónde vamos? ──consultó. él no respondió, así que detuvo su caminar y, aún en las escaleras, jaló de su brazo. empezaba a ponerse nerviosa.
el más alto se dió la vuelta con mirada asustadiza. ──lo-lo lamento ──hizo una pausa──. ¿qué ocurre?
las inquietas manos del menor rebuscaron algo dentro de su mochila sin siquiera contestar antes.
──es... un regalo, por tu cumpleaños, claro ──divagaba una vez le entregó un colorido sobre con una pequeña dedicatoria.
lily pudo respirar con un poco de tranquilidad.
──gracias, no tenías porque ──tanteó el envoltorio con suavidad, guardándolo en su mochila──. ¿que es?
──un dibujo. alguien me ayudó a hacerlo.
el chico bajó la vista, con su corazón golpeando su pecho y el rostro embellecido por un rosa cálido.
──yo... necesitaba traerte lejos, encontrar el momento indicado ──susurró.
lily sintió su corazón golpear su pecho. aún estaban en las escaleras del edificio.
──¿podrías repetir eso? ──pidió, tajante.
jeongin la vió con ojos brillantes y carraspeo.
──yo quería decirte algo ──empezó, lily bajó un escalón, desconfiada──; me gustas mucho, lily ──soltó, y su rostro explotó en rojo vivo por la vergüenza──. cada vez que te miro, me gustas más, no pude evitar decírtelo.
ella, inoportuna, no pudo evitar reírse. ──¿que yo te que cosa?
──me gustas ──repitió──. eres la chica más buena y desinteresada que he conocido, cuando nuestras miradas se cruzan, no puedo evitar sentirme feliz. y cuando me sonreís, todo se detiene... creo que...
