Mi marca

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No entiendes bien como fue que pasó, pero te lograste entender muy bien con ese tal William Dwight, es amable y atento, muy cariñoso cuando se trata de amigos, pero las cosas no van a cambiar de la noche a la mañana, ya había pasado tres semana sin que te dieras cuenta. ya era el Viernes de la tercer semana, mañana.

Ahora mismo William Dwight estaba a tu lado, ambos estábamos jugando una partida de ajedrez, pero, el tatuaje de la reina que tenías, empezó a arder, inconsciente te llevaste la mano al lugar, sentías como quemaba, era horrible (¿Quien diría que un pequeño ardor podía doler tanto?) Pensaste no podías hacer mucho, aquella sensación de que tu piel se estaba quemando iba en aumento, te levantaste y fuiste al baño del cuarto, preocupando a William, quien no hizo más que observar tu accionat y preguntar

William: ¿Te encuentras bien? -Dijo apoyado a un lado de la puerta del baño-

Tu: S-Si, no es nada -Hablaba pero sentías que el ardor nos e quitaba, por lo que abriste la llave y con el agua helada comenzaste a mojar el tatuaje, pero no había resultado alguno-

William: ¿Estás segura?

Tu: Si, solo... Solo me mareé un poco, en un rato salgo

Willian: Bien, iré a por un vaso de agua, tal vez eso te ayude

Tú- Gracias Will, realmente te lo agradezco

Sin perder más tiempo, William salió de la habitación y fue directo a la cocina, sin embargo, mientras que tú te encontrabas mirando el espejo, viste la extraña silueta de Rey reflejada en el mismo, quien no tardó en decir algunas palabras

Rey: Tienes mi marca, no puedes escapar de mi... Algún día iré a por ti, mi Reina, te traeré a mi hogar y juntos... Manejaremos a los peones como se nos de la gana

Tú, estabas sorprendida, tu cuerpo no respondía, solo atinabas a ver cómo Rey salía del espejo, algo que te asusto, pero la voz no salía, se quedaba atorada en tu garganta, con los ojos solo pedías a gritos salir de ese lugar, tus ojos fijos en los de Rey, los cuales eran bicolor, uno blanco con la pupila negra y la esclerótica de color negro, esa parte del rostro era blanca, y la otra mitad de su rostro era negra, con la esclerótica de color blanco, el ojo negro y la pupila blanca, mientras que te miraban fijamente, sentías como esa mirada tan fría llegaba hasta tu alma, pensabas que ibas a morir, pero, pronto, cuando Rey salió del espejo, acaricio tu mejilla, mirándote con una sonrisa calmada, sin entender, seguías inmóvil mientras que él siguió hablando.

Rey: No me tengas miedo, no me mires de esa manera, no voy a matarte, yo voy a protegerte de todos los que se han burlado de tu gusto por el ajedrez, voy a deshacerme de ellos y luego te llevaré conmigo, no te dejare sola... Nunca más volverás a estar sola, ahora yo estaré contigo... Para siempre

Tú: ¿Q-Que?

Rey: Algún día... Te llevaré conmigo y con los demás... Te llevaré a donde los Creepypastas viven, mientras tanto... Se paciente, espera a que ese día llegué... Yo estaré ansioso por volver a jugar una partida de ajedrez contigo

Dicho eso, desapareció, no había más, se largo del lugar a través del espejo mientras que tú te quedabas mirando el mismo espejo, estaba atónita, tu cuerpo no se movía para nada, no fue hasta que un golpe en la puerta del baño te hizo brincar, te asustaste tanto que incluso pegaste un grito, mientras, quien había tocado la puerta, fue tu pequeño hermano Alan, quien, al escucharte gritar abrió la puerta con preocupación

Alan: Hermana ¿Estás bien? -Pregunto preocupado-

Tú: S-Si, solo... Solo me asustaste, estaba tan concentrada en otra cosa que olvide que estaba en el baño

Alan: Bien, vine a avisarte que tu amigo William tuvo que irse, dijo que tenía un problema en casa, no quería entrometerme, pero aún así, me pidió que te avisará

Tú: Está bien, ya hablaré con el el próximo Lunes, después de todo, mañana es fin de semana, sabes lo que eso significa ¿Verdad?

Alan: Significa que mañana iremos a la feria ¡Yei! ¡Estoy muy emocionado!

Tú: Lo se hermanito, ahora, ven, ayúdame a recojer y yo te hago algo rico para comer

Alan: ¡Sí! ¡Tengo la mejor hermana del mundo! -Te abrazo con fuerza sin pensarlo, si bien, tu pequeño hermano tenía 6 años, era bastante fuerte, pero ya te habías acostumbrado a ese tipo de abrazos, así que ya no te dolía como antes-

Tú: Y yo tengo al hermanos ama guapo, tierno y fuerte del mundo

Alan: ¡No es verdad! ¡Tú eres mucho más hermosa, yo solo soy un niño tierno con gran fuerza! ¡Mientras que tú solo eres una dama hermosa, llena de sabiduría, inteligencia y bastante fuerte! ... Aunque no me superas

Tú: Anda ya, ayúdame a recoger y yo te haré tu comida favorita

Alan: ¡Siiiiii! ¡Voy a comer espagueti con carné! -Sin pensarlo, empezó a recoger el lugar-

No tardaron mucho en terminar, pues Alana estaba lleno de energía, ahora se encontraba en la cocina, mientras que tú cocinas el espagueti tu hermanito te ayudaba a picar las verduras y lavar la carne, si bien, desde pequeño fue muy apegado a tí, ahora lo era más, te consideraba una hermana ejemplar, incluso Alan llegaba a pelear con su madre para defenderte, ese pequeño niño tenía un gran corazón, uno lleno de bondad, sin una pizca de maldad o malicia, un niño humilde y servicial, dispuesto a ayudar a quien más lo necesite.

No pasó mucho cuando terminaron, gracias a la ayuda de tu hermano acabaron bastante rápido, miraron la hora y se extrañaron de que su madre no haya llegado, sabían que su padre estaba en un viaje de negocios y que estaba fuera del país, pero poco les importaba, ya que esos dos que se hacían llamar sus padres, solo los ignoraban y les exigían más de lo que podían.

Una Partida de Ajedrez Algo Anormal (The Chessmaster x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora