Blood Ocean | ¡Yandere! x Reader | One Shot's

【¡Yandere! ¡Ocultista! x Reader】

Al final del ritual, deberías reencarnar — Recuerda esta fecha con claridad, xx de Agosto, a las seis y treinta y dos de la tarde, dentro de trescientos años, el lazo maldito se desvanecerá por completo. — Todo se vuelve nada y tus ojos se abren, unas manos pequeñas, un bebé.

Y tu agonía de trecientos años dio comienzo oficialmente.

Durante tus primeras muertes fue difícil recurrir a ellas, morir por tus propias manos, el suicidio era algo impensable, pero aprendiste a aceptarlo con el transcurso de tus vidas, fue difícil encariñarse y dejar ir a todas estas personas que conocías en tus vidas.

Pero parece que lo más difícil de todo era huir de Aarón.

Cada vez, su mismo rostro aparecería cerca, no importaba la edad que tuvieran, la primera vez se conocieron a los doce y cometiste el error de no matarte antes de que él recuperara sus memorias, pero huiste de él con éxito.

No importaba cuanto tiempo transcurriera, si tenían ocho, diez, quince, veinte, cuarenta, no importaba, se encontrarían y tú tendrías que poner fin a tu vida pocos días después.

Esa obsesión suya se desarrollaba con una velocidad increíble.

La manera más fácil de saber que estaba cerca, era la tensión del hilo que colaba de tu meñique.

Luego de muchos años no fue difícil dispararte, apuñalarte, tirarte de grandes alturas, ahogarte, no importaba pocas veces dejaste que recuperara sus memorias, pero cuando lo hacía, su desespero crecía más y más, temías el día en que su desesperación superara tu determinación por poner fin a esta maldición suya.

Finalmente el año llegó — Trescientos años después... — Murmuraste por lo bajo, Illya te llama al no escuchar lo que dijiste — No es nada... — Desde que te conoció hace muchos años atrás siempre le diste una sensación de estar cansada, pero aun así fuiste amable y cariñosa, madura y sabia, como una persona que ha vivido mucho.

Miras su cara, la cara de la mujer que te había ayudado a mantener a raya la maldición trecientos años atrás, te preguntas porque trescientos años después te encontraste con ella otra vez — Hoy te vez menos lúgubre de lo usual... — Miraste la fecha de tu teléfono, Agosto.

— Algo bueno está por pasar. — Dentro de algunos días morirás, dentro de algunos días este hilo rojo que parecía tan débil que apenas podías verlo se desintegraría por completo.

Dentro del aula el hilo se tensa, sin perder la costumbre, tu corazón cae y escondes tu cara entre tus brazos, algo cae sobre tu cabeza y por la luz que hay puedes ver el color de la tela, es lila, es el suéter de Illya — Parece que no te sientes bien, si quieres podemos saltarnos esa clase. — Querías salir corriendo, curiosamente, en esta vida, tan bien se llamaba Aarón.

— Ahm... Es un gusto... — Escuchaste su voz con claridad a tu lado, Illya estaba en el otro borde al otro lado tuyo — Espero que no sea un problema si me siento junto a ustedes... — Parecía un poco nervioso, un momento de silencio en el que pareció mirarte.

— No hay problema y no le prestes atención a ella, no se siente bien. — No intercambiaron más palabras, cuando intentaron salir él las detuvo.

— ¿Les molestaría si las acompaño? Aun no conozco a nadie y... — Illya no era aficionada a los extraños y tú no eras aficionada a este extraño, cuando te llamó por tu nombre quisiste morir en ese instante — ¡A-ah! ¡Tu nombre estaba en tu libreta! — Si recordara algo no parecería tan nervioso.

— Nosotras de hecho ya nos íbamos, ella no se siente bien y yo la acompañaré, discúlpanos. — Pareció un poco decepcionado y si este hombre fuese otro sentirías lastima — Nos veremos luego. —

— Usualmente no serías tan amable con los extraños... —

— Parecía especialmente interesado en ti, a veces cuando cedes un poco, solo un poco, dejan de presionar por un tiempo, espero que sea tiempo suficiente. — La incógnita brincó a tu mente.

— ¿Tiempo suficiente? — ¿Podría ser que Illya recuerde algo?

— Tengo esta sensación de que tienes que hacer algo dentro de cierto tiempo... Mañana... Tengo esta fecha marcada desde hace algún tiempo... No sé por qué. — Eso te dejaba claro que Illya te ayudaría.

Al día siguiente ambas se quedaron, Illya compró comida y demás cosas para ver películas en casa, a las cinco de la tarde sientes un nerviosismo en la boca de tu estomago — Hora y media... — Murmuraste, Illya te miró.

— ¿Qué tienes que hacer en hora y media? — Tragaste el nudo en tu garganta.

— Me iré...—

— ¿A dónde? —

— No lo sé... — Querías llorar un poco, la nostalgia de todos los que conociste y todo lo que tuviste que pasar con este hombre rondándote, las experiencias con la muerte no eran placenteras.

— Trecientos años ¿Y aun no sabes a dónde iras? — Miraste a Illya fijamente — Me conociste en esta vida porque tengo que hacer lo mismo que hace trecientos años. — Illya secó tus lagrimas con sus dedos — él vendrá y a las seis y treinta y dos ya estarás arriba haciendo lo que tienes que hacer... —

— ¿Hace cuánto... Hace cuanto lo sabes...? —

— ¿Veinte minutos? No lo sé, no estaba viendo la hora. —

La hora se acercaba, a las seis y veinticinco una voz gritando tu nombre se plantó en tu puerta — ¡Deja de huir maldición! —

— Sube, si entra, yo lo detendré. — Abrazaste a Illya por la espalda y corriste escaleras arriba en busca del arma, cerraste cada puerta que encontraste y miraste la hora cada vez, los golpes se intensificaban y los gritos de Aarón parecían aumentar más y más, subiste al sótano, seis y media.

Seis y treinta y uno.

Escuchaste la puerta caer.

Seis y treinta y dos.

¡Bang!

Todo se volvió nada.

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